El Gobierno de Canarias aprobará el próximo 20 de octubre la Estrategia del Reto Demográfico, un documento que recoge meses de trabajo con la participación de instituciones y expertos para buscar soluciones al desafío poblacional que afronta el archipiélago.
El anuncio lo hizo el viceconsejero de Presidencia, Octavio Caraballo, durante la clausura del primer Congreso del Reto Demográfico, celebrado en Gáldar (Gran Canaria), donde también adelantó que la estrategia se tramitará como ley en 2026.
La Canarias rural
Caraballo subrayó que el reto demográfico “trasciende de la simple repoblación o la búsqueda de sostenibilidad en los espacios saturados”, y advirtió de la necesidad de “reconstruir un relato compartido que incluya plenamente a la Canarias rural”.
“Si la brecha entre zonas urbanas y rurales se sigue ampliando —añadió— no solo perderemos una fuente de riqueza y de identidad, sino que seremos cómplices de la pérdida de nuestro paisaje”.
Superpoblación en las capitales
El viceconsejero valoró que el congreso haya servido para ahondar en la reflexión y en la búsqueda de nuevas soluciones que permitan afrontar la doble dimensión del reto demográfico: la gestión de los espacios superpoblados en las capitales y las zonas costeras más tensionadas, y el renacimiento de los territorios rurales afectados por la pérdida progresiva de población.
“El reto demográfico no es un fenómeno pasajero ni reversible con medidas rápidas”, insistió Caraballo.
Un desafío compartido
El responsable autonómico también destacó la importancia de afrontar el problema “de manera conjunta”, con la participación en una misma mesa del Gobierno regional, cabildos, ayuntamientos, agentes económicos, sociales y universidades.
Asimismo, anunció que la segunda edición del Congreso del Reto Demográfico se celebrará en 2026 en Breña Alta (La Palma), un municipio que, a su juicio, “refleja en pequeño los dos polos del desafío: la despoblación en algunos núcleos y la presión poblacional en otros”.
Caraballo resaltó que Breña Alta conserva tradiciones, paisajes y formas de vida rurales que forman parte de la identidad cultural de Canarias. “Esto lo convierte en un escenario idóneo para debatir cómo integrar la memoria rural en un relato común de futuro”, concluyó.