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Presentación de la Memoria Institucional 2024 de Cáritas Diocesana de Canarias, celebrada este lunes en su sede de Escaleritas. En la mesa, de izquierda a derecha: Gonzalo Marrero, José Mazuelos y Caya Suárez. / AH

Cáritas: “Hemos sobrepasado nuestra capacidad de respuesta”

La entidad alerta de un déficit estructural tras el desplome de las donaciones y la falta de apoyo público

Cáritas Diocesana de Canarias ha lanzado un mensaje de alarma: ya no puede atender a toda la población vulnerable que acude a su puerta. Así lo revela su Memoria Institucional 2024, presentada este lunes en su sede de Escaleritas, donde la organización ha detallado las crecientes dificultades económicas que enfrenta en su 70º aniversario.

Durante el último año, las donaciones han caído un 24% y las ayudas públicas no han sido actualizadas, lo que ha obligado a Cáritas a activar una línea de crédito y simplificar su estructura. “No hemos podido atender adecuadamente todas las demandas por falta de recursos. Hemos sobrepasado los límites”, reconoció el director de la institución, Gonzalo Marrero.

Emergencia habitacional

Uno de los grandes focos de preocupación es el acceso a la vivienda. Solo en 2024, el 55% de las ayudas económicas de Cáritas se destinaron a este ámbito, con un aumento del 25% en el gasto en alquileres y pensiones, que superó los 354.000 euros. La organización atendió a 7.478 hogares —un total de 22.836 personas—, muchas de las cuales no pueden costear ni una habitación.

“La pobreza se ha intensificado y Cáritas tiene más dificultades para responder”, advirtió el obispo José Mazuelos. La institución denuncia una “mercantilización abusiva” de la vivienda, con casos de hacinamiento, alquileres sin contrato, subarriendos ilegales y fenómenos como la ‘cama caliente’, donde se turnan para dormir en un mismo espacio.

Perfiles invisibilizados

El informe revela que el 37% de las personas atendidas no tenía vivienda a su nombre y que 1.571 personas vivían sin hogar. A esto se suma el incremento de familias trabajadoras empobrecidas: el 18% tenía empleo, pero insuficiente para cubrir necesidades básicas, y un 10% dependía de prestaciones públicas que no alcanzan para una vida digna.

También crece la vulnerabilidad entre personas migrantes. El 54% de los hogares atendidos eran de origen extranjero y el 57% carecía de permiso de residencia, lo que impide su acceso a ayudas o a un alquiler formal. Esta situación se agrava cuando los menores migrantes cumplen la mayoría de edad y quedan en un “limbo jurídico”.

 

Una red que no da más

La memoria subraya el esfuerzo del personal y voluntariado, pero advierte que la red de apoyo está al límite. “Cáritas no puede crecer al mismo ritmo que las demandas sociales”, lamentó Marrero. La entidad hace un llamamiento urgente a las administraciones, a las empresas y a la ciudadanía para sostener su labor.

Entre los perfiles más vulnerables, destacan las familias monomarentales (19% del total atendido), las mujeres en situación de violencia, personas mayores en soledad y 428 mujeres en situación de prostitución y trata, acompañadas por el Centro Lugo.

En paralelo, se atendió a 214 personas con adicciones y a 121 familiares a través del Proyecto Esperanza, y se evitó que 136 personas durmieran en la calle gracias a los dispositivos de alojamiento alternativo.

“La solidaridad es urgente”

Desde la entidad insisten en que la pobreza no ha disminuido, pese a lo que indican algunas estadísticas oficiales. “Las personas en exclusión severa no perciben mejoras”, advirtió la secretaria general, Caya Suárez. Cáritas advierte que la suma de crisis económicas, precariedad laboral y la emergencia habitacional están empujando al abismo a miles de familias en Canarias.

“El derecho a la vivienda no puede ser un privilegio condicionado al mercado”, insistió Marrero, que cerró la presentación apelando a la solidaridad como “una obligación ética y social”. “Toda aportación, grande o pequeña, es una semilla de esperanza”.