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La comunicadora ambiental, Carla Henriquez, explica por qué es mala esta práctica / AH - HOLA ISLAS CANARIAS

Carla Henriquez, activista, sobre una práctica común en los charcos canarios: "Haces mucho daño"

La comunicadora ambiental y creadora de contenido explica por qué una práctica bastante común y extendida es tan dañina para el ecosistema de los charcos de Canarias

En los últimos años, cada vez más divulgadores ambientales han levantado la voz sobre prácticas que parecen inofensivas pero que están dañando gravemente los ecosistemas costeros de Canarias. Una de las más extendidas —y más perjudiciales— es echar pan en los charcos para atraer peces.

La comunicadora ambiental Carla Henríquez (@carlabythesea), conocida por su labor educativa sobre océanos y biodiversidad marina, ha vuelto a recordarlo con un mensaje claro que se ha viralizado en redes: "Si todavía le echas pan a los peces de los charcos, por favor deja de hacerlo". Pero, ¿por qué es tan grave este gesto? ¿Y qué consecuencias reales tiene sobre los charcos, uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos del Archipiélago?

El pan no pertenece al mar

Aunque muchas personas lo hacen con buena intención —sobre todo en planes familiares o con niños—, el pan no forma parte en absoluto de la dieta natural de los peces de charco.

Sus ingredientes y nutrientes no solo no les benefician, sino que les pueden causar:

  • Problemas digestivos
  • Enfermedades por hongos y bacterias
  • Dependencia alimentaria, ya que dejan de buscar su comida natural
  • Alteración en su comportamiento, volviéndolos más vulnerables

Según explica Carla, se trata de un alimento totalmente ajeno al medio marino: El pan no pertenece al mar y no aporta nada que estos animales necesiten.

@carlabythesea

Si todavía le echas pan a los peces de los charcos por favor deja de hacerlo ya. Primero, porque se ve una cochinada, en serio no sé a quién le puede gustar ver un charco lleno de agua turbia y migas flotando. Pero lo más importante, porque es una muy buena forma de desequilibrar el ecosistema. El pan no pertenece al mar, no tiene los nutrientes que los peces necesitan y puede hacerles enfermar y hacer que pierdan habilidad para buscar su comida natural. Además cuando te vas y el pan se queda en el charco, empieza la fiesta de las bacterias que proliferan haciendo que disminuya la cantidad de oxígeno disponible en el agua. Todo esto acaba con la vida de muchos organismos y ayuda a proliferar a otros no tan convenientes convirtiendo un charco lleno de vida en un caldo podrido. Estos charquitos son los criaderos de muchas especies importantes y cuidarlos es cosa de todos. Para observar la vida marina no es necesario echar pan, sólo tener un poco paciencia y saber esperar.

♬ Isas - Trio Timple Canario

Un ecosistema en peligro

Más allá del impacto en los peces, la presencia de pan tiene un efecto visual inmediato: el agua se enturbia, aparecen migas flotando y el charco se convierte en una mezcla desagradable. Pero el problema de verdad empieza cuando las personas se marchan y los restos de pan se quedan allí.

Una vez abandonado en el agua, el pan: fermenta, se descompone rápidamente y limenta bacterias que se multiplican sin control. El charco pasa de ser un refugio lleno de vida a convertirse en un caldo estancado y maloliente. "Es una cochinada", en resumen.

Guarderías marinas

No todos lo saben, pero los charcos de Canarias funcionan como criaderos naturales para un montón de especies. Son lugares protegidos del oleaje donde los animales pasan las primeras etapas de su vida. Cuando este equilibrio se rompe, también se compromete la supervivencia de especies que, más adelante, forman parte de los ecosistemas marinos que sostienen nuestras costas.

Por eso, Carla insiste: “Cuidarlos es cosa de todos".  Una de las ideas más importantes que transmite la divulgadora es que alimentar no es necesario para observar vida marina. Basta con acercarse despacio, no hacer ruido, esperar unos minutos, evitar remover el agua y los animales aparecerán por sí solos, siguiendo sus ritmos y comportamientos naturales. "Para disfrutar de la vida marina no hace falta alimentar a nadie. Solo respeto, paciencia y dejar el charco tal y como lo encontramos".