Un comunicado de una falsa consejería del Gobierno de Canarias que anuncia la suspensión de las clases, un vídeo de hace varios años que informa de la llegada de una DANA, o desinformación que se mueve a través de las redes sobre la actividad volcánica: son algunos de los bulos que frecuentemente corren por las redes de las islas con la intención de generar caos.
Este nuevo escenario de mensajes malintencionados supone un abismal reto para los medios pero más aún para las administraciones públicas que tienen que movilizar a su personal y su maquinaria informativa para desmentir esos bulos y no generar alarmas.
Lucha contra la desinformación
Así lo ha explicado este jueves el director general de Seguridad del Gobierno de Canarias, David del Pino, en unas jornadas celebradas en la Universidad de La Laguna (ULL) centradas en la lucha contra los bulos. Tal y como ha admitido Del Pino “no es fácil gestionar la desinformación”, especialmente en momentos de emergencias, donde el caos y las contradicciones sirven de combustible.
Es el caso de la reciente DANA que ha afectado a Valencia, que ha hecho proliferar la desinformación en torno a las redes sociales. En las islas recientemente se compartía un vídeo de 2022 de unos informativos donde se avisaba de la llegada de una DANA. Entonces era verdad, pero cuando se compartió no.
Improvisación
De esta temática sabe bien el subdirector de Protección Civil y Emergencias del Gobierno de Canarias, Néstor Padrón, quien ha admitido que durante la erupción submarina en El Hierro existió mucha desinformación que tuvieron que afrontar de forma casi improvisada.
De hecho, admite que esa improvisación es constante porque a veces se enfrentan a situaciones de emergencia que no habían previsto pero que les sirve para mejorar los protocolos. El caso de El Hierro, por ejemplo, les sirvió para establecer mejores mecanismos de información cuando erupcionó el volcán de Cumbre Vieja.
La verdad es frágil
Otro cambio que tuvieron que establecer en el seno del área de Emergencias fue la comunicación de las prealertas. Antes no se emitían, solo se informaba a las administraciones, pero esto generaba un caos por la filtración de la información en redes y a los medios, ante lo que decidieron cambiar el protocolo e informar siempre de las prealertas.
El problema es que la verdad es frágil, ha señalado el profesor de Periodismo de la ULL, Rodrigo Fidel Rodríguez, quien ha puesto de manifiesto que esa verdad que es científica y demostrable a veces se equipara a las emociones en los medios de comunicación.
Desinformación como negocio
En este sentido critica que en programas de televisión centrados en los debates se invite a personas que “den juego” antes que a expertos, “porque la verdad científica es aburrida”. “La desinformación es un negocio”, ha avisado, ya que en lo que Rodríguez llama el “capitalismo de la atención” se consigue más “diciendo una burrada que invitando a un vulcanólogo”.
La tesis del peligro de que los medios también se sumen a la ola reaccionaria de la desinformación la comparte el catedrático de la Universidad de Sevilla, Juan Carlos Suárez Villegas. “Los bulos son caramelos gustosos” ha apuntado, pero pese a ello, avisa de que tanto plataformas como periodistas tienen responsabilidades compartidas, por ello ha pedido hacer un código de buenas prácticas contra los bulos, algo que ya ha iniciado la Consejería de Presidencia del Gobierno de Canarias.
Recomendaciones
En esencia, los profesionales han explicado algunas de las acciones que pueden realizar los ciudadanos para luchar contra la desinformación, como la verificación de las fuentes de las que hablan las informaciones o leer el cuerpo de la noticia y no quedarse meramente con los titulares.
Pero los medios también tienen trabajo, como la trazabilidad de la información, es decir, informar siempre de quiénes son las fuentes y de dónde sale la información. También el combatir el descrédito de lo público, tal y como ha defendido Rodríguez.
Que no haya brechas
Para las administraciones, Padrón ha señalado la importancia de que las administraciones públicas den un mensaje único en situaciones de emergencias y sean transparentes, para no abrir brechas de información que permitan la proliferación de bulos.
Suárez Villegas va más allá y ha animado a las administraciones crear su propia aplicación que informe de los avisos en situaciones de emergencia, de manera que creen un canal directo de información con los ciudadanos.
No es cantidad es calidad
La experiencia de los cuatro profesionales se ha compartido en el seno de la jornada Stop Bulos. Cómo gestionar las situaciones de crisis frente a la desinformación en el ecosistema digital que se ha desarrollado esta semana en la Universidad de La Laguna. Justo antes de sus intervenciones, el rector de la ULL, Francisco García, señalaba la “crisis civilizatoria” en la que está sumido el mundo, con la gestión de la información como principal preocupación.
“No es tanto la cantidad de información, nunca hemos tenido tantos datos para informarnos, el problema es la calidad de esa información, porque eso influye luego en la calidad de las decisiones”, ha manifestado García. A ello se suma, el interés que pueden tener determinados organismos o personas para desinformar, opina el rector.
“Tenemos que redoblar esfuerzos para poner blanco sobre negro y aclarar qué son verdades científicas y que son meras opiniones, que a veces no solo desinforman sino que manipulan”, ha valorado el rector.
En este sentido ha destacado la vital relevancia de las universidades públicas como agentes centrados en la verdad científica. Esto les ha llevado a ser también el objetivo de quienes promueven la desinformación, por ello García ha insistido, como suele ser habitual, en la necesidad de que desde las administraciones apoyen a la universidad pública en su labor de proteger la verdad científica.
