Cada mes de enero, las cabalgatas de Reyes Magos llenan las calles de ilusión. Sin embargo, en muchos municipios de España, esta celebración sigue arrastrando una práctica que los colectivos, como Afroféminas, denuncian desde hace años: el blackface.
Para visibilizar esta realidad, Afroféminas ha elaborado un mapa a nivel estatal en el que se recogen las localidades donde se sigue utilizando esta práctica para representar al rey Baltasar. Y entre los municipios señalados, se encuentran algunos canarios, sobre todo en Tenerife.
Qué es el blackface
El blackface es la práctica racista de pintar de negro a personas blancas para representar a personas negras o racializadas, normalmente exagerando rasgos físicos, como los labios. Su origen se remonta a los espectáculos del siglo XIX en los que se ridiculizaba a la población negra. Y, aunque a veces se presenta como una tradición, reproduce estereotipos raciales y por eso se considera una forma de racismo.
Municipios en las Islas
En Canarias, según los datos recopilados hasta el momento — el mapa todavía no está terminado —, el blackface aparece en casi todas las islas, a excepción, por ahora, de La Palma, La Gomera y El Hierro.
En Lanzarote, se detecta en Haría; en Fuerteventura, en Tuineje; en Gran Canaria, en Agüimes; y en Tenerife, la isla con más casos señalados, en localidades como Taganana, Tegueste, Tejina, La Orotava y Garachico.
Por qué elaborar el mapa
Desde Afroféminas subrayan que el objetivo del mapa no es señalar a pueblos o personas concretas, sino visibilizar una realidad normalizada. Durante años, el blackface ha sido tratado como algo inocente o festivo, pero “es una forma de violencia simbólica profundamente dolorosa”.
El colectivo recuerda que esta práctica tiene un origen racista y colonial, vinculado históricamente a la caricaturización de las personas negras. “Como explica Stuart Hall, la representación nunca es neutra, es una forma de poder. Y el blackface es una de las más antiguas herramientas coloniales de representación del ‘otro’”, señalan.
Unas 200 localidades
El mapa se ha hecho de manera colectiva, a partir de la revisión de prensa local, fotografías, testimonios y la información enviada por personas que siguen a Afroféminas, todo contrastado con las comunidades afectadas.
En la actualidad recoge alrededor de 200 localidades en todo el país, aunque desde el colectivo advierten que son “cientos” los casos que existen y que se irán incorporando de manera progresiva.
En el caso de Canarias, además de la cabalgata de Reyes, recuerdan que el blackface también aparece en otras celebraciones populares como el mataculebra, una tradición del carnaval de Puerto de la Cruz, en Tenerife.
Un país racista
Para Afroféminas, denunciar esta práctica es fundamental porque “la ignorancia blanca no desaparece sola”. En este sentido aluden al concepto de “ignorancia estructural”, desarrollado por el filósofo Charles W. Mills: “España sigue viéndose a sí misma como un país sin racismo, mientras los cuerpos negros continúan siendo caricaturizados, exotizados o infantilizados”.
A esto se suma el impacto que estas representaciones tienen en la infancia negra y racializada, que crece viendo cómo se ridiculizan sus rasgos y su historia en espacios públicos y festivos.
Cada vez más señalado
Aunque en estos años han notado una disminución de los casos, para el colectivo lo más destacable es que ha habido un aumento de la conciencia y la valentía para denunciar esta situación. “Cada año vemos más personas que, desde dentro de los pueblos o desde colectivos locales, se atreven a decir ‘esto no está bien’”, explican.
En algunos municipios se han producido cambios y se ha dejado de pintar de negro a personas blancas, aunque en otros persiste una fuerte resistencia, muchas veces justificada en la idea de la tradición o las “buenas intenciones”.
Amenazas de muerte
Y es que el clima de hostilidad al que se enfrentan cada vez que señalan el racismo que hay detrás de estas prácticas muchas veces es grande. Según exponen, las reacciones suelen ir desde la negación y la burla hasta la violencia verbal.
“Recibimos miles de insultos y amenazas de muerte por denunciarlo”, afirman, una respuesta que, aseguran, refleja la dificultad que aún existe en España para asumir un debate público sobre el racismo estructural y el cuestionamiento de determinadas tradiciones.
Respuestas de los ayuntamientos
El colectivo también ha intentado llevar estas denuncias a los ayuntamientos, aunque se han encontrado con respuestas muy diversas. El silencio es una de las más habituales. En otros, se han recibido disculpas formales, pero que no siempre se traducen en cambios reales o en una reflexión pública sobre el racismo estructural de estas prácticas.
“Las instituciones saben lo que implica el blackface; lo que no quieren es asumir la responsabilidad política e histórica que conlleva reconocerlo”, afirman.
Camino para el cambio
El mapa es una herramienta pedagógica que ayuda a visibilizar y entender hasta qué punto el blackface está normalizado en España. Pero más allá del señalamiento, Afroféminas insiste en que el camino hacia el cambio pasa por la educación y la voluntad política.
“Es imprescindible educar en la historia colonial y en el origen racista del blackface. Al mismo tiempo, las instituciones y medios locales deben asumir su responsabilidad, revisando tradiciones y adoptando medidas antirracistas reales. Y, sobre todo, el cambio solo será posible si se escucha y se reconoce la voz de las comunidades negras y racializadas, protagonistas imprescindibles en la construcción de una sociedad verdaderamente antirracista”, concluyen.
