El calor arrecia en el mes de agosto y las altas temperaturas de esta época del año siempre impulsan a refrescarse. La suerte de vivir en una isla es la de poder elegir entre infinitas posibilidades y, lo más importante, sin coste alguno.

A medio camino entre piscina y charco este enclave costero de la zona norte de Tenerife ha ido sembrando importancia en cuanto a su reconocimiento se requiere. Lugar de baño históricamente de los vecinos de Tejina y alrededores, lo que anteriormente era un charco completamente natural fue absorbiendo cada vez a más visitantes que descubrían uno de los mejores secretos de la orografía tinerfeña de la zona.

Sin llegar a ser ocupado indiscriminadamente, el interés que levantó por los nuevos visitantes al lugar fue suficiente para que el Ayuntamiento de La Laguna invirtiera y adecuara el charco para una mejor usabilidad y comodidad para todos los usuarios. Así, prepararon una zona a modo de solárium para extender las toallas, así como los alrededores, facilitando el aparcamiento y el acceso a la piscina.

Todo ello ha hecho de la piscina natural de Jóver un lugar para el descanso, no tan secreto como otros ya aconsejados, pero sí genuino y muy cómodo para que las familias, amigos o, incluso en soledad, se disfrute de una jornada veraniega lo más fresca posible.

Además de las piscina, próxima a ella también se pueden encontrar otras pequeñas calas y charcos abiertos al mar, además de la playa de Jóver (de callado) o el embarcadero. Características todas de un antiguo pueblo pesquero.

La piscina cuenta con seguridad en verano gracias a la presencia de un socorrista, quien se encarga de aconsejar, o no, el baño según el estado del mar, siendo una zona de oleaje intenso hacia las afueras.