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Sociedad

El suelo de Canarias, al 90 % de desertificación

Canarias es uno de los territorios españoles más afectados por la degradación del suelo, con islas que llegan al 100 % de desertificación. Hablamos con expertos sobre las causas

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Desde 1994 la Organización de Naciones Unidas celebra cada 17 de junio el Día Mundial contra la Desertización y la Sequía, un día para poner el foco en la importancia de la degradación de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, es decir, un día para recordar que el suelo es un recurso natural no renovable que se está perdiendo.

En una visión global, la desertificación afecta a 169 países, según la Fundación Aquae y según la ONU, más de 3 mil millones de personas se ven afectadas por la degradación del suelo y 143 millones podrían verse forzadas a salir de sus países por la escasez de agua. En el ámbito nacional este problema afecta al 44 % del territorio español, siendo el país europeo más vulnerable. Pero si nos centramos tan solo en el archipiélago, la desertificación afecta al 90 % de las islas más occidentales y al 100 % de Lanzarote y Fuerteventura según explica a AtlánticoHoy Marisa Tejedor, profesora de la Universidad de La Laguna.

Aunque son varios los factores que intervienen en el proceso de desertificación, el clima y la actividad humana se ven como los más importantes, siendo el último el principal causante de la degradación del suelo a través de la deforestación, el sobrepastoreo o las malas prácticas de riego, por ejemplo.

Los principales causantes de la desertificación en Canarias

En Canarias estas causas se repiten al igual que en otros lugares del mundo, pero la profesora de la ULL destaca dos que poseen una gran capacidad de degradación del suelo y que están estrechamente relacionados con la agricultura.

El abandono de los agrosistemas tradicionales. 

"En Canarias, como en otras regiones áridas del planeta, a lo largo de la historia los agricultores han hecho un trabajo enorme de intentar cultivar en unas condiciones adversas sin agua, y lo han conseguido”, comenta la profesora. Esos agricultores lo han conseguido a través de sistemas tradicionales como los arenados de Lanzarote, el jable o las gavias. "Todos estos agrosistemas han permitido una cierta agricultura en secano porque permiten que el suelo permanezca húmedo una parte del año y se evita en gran medida la evaporación", explica Tejedor. 

El jable en Lanzarote

Pero la supervivencia de estos sistemas de secano se ha visto afectada por la aparición del turismo en las Islas, contra el que la agricultura no puede competir. "Esos sistemas eran conservadores de suelo y agua y al dejarse de utilizar se han ido degradando y llegará el momento en el que el deterioro sea irreversible", sostiene Tejero.

Manejo inadecuado del riego

En las zonas áridas el agua es uno de los principales bienes debido a su escasez y "las aguas convencionales son muy escasas, (se encuentran) en algunos pozos, con aguas muy salobres y se han incorporado nuevas fuentes como aguas desalinizadas y regeneradas. Estas aguas para el riego han permitido que mejore considerablemente la producción", explica Tejedor, pero destaca que aunque el uso de este recurso sea adecuado hay que tener cuidado con sus condiciones. "Baja calidad y manejo inadecuado está produciendo una salinización de los suelos y una reducción de la producción. Esas aguas hay que utilizarlas y que las zonas áridas de nuestro archipiélago se desarrollen, pero controlando la calidad y el manejo".

La climatología de Canarias

Sobre la influencia del clima en la desertificación de las Islas el profesor de la ULL y Director de la Cátedra Reducción de Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes, Pedro Dorta, destaca dos factores: la irregularidad extrema de las precipitaciones y la intensidad de las mismas. "Hay episodios de torrencialidad en Canarias que están muy cercanos a las famosas danas del levante español. Esas precipitaciones lo que hacen es generar un arrastre del suelo muy importante y no aportan lo bueno de la lluvia sino que simplemente generan destrucción que es fundamentalmente pérdidas del suelo", explica el profesor. 



La ordenación del territorio, la agricultura, hidrología, educación o medioambiente son factores que influyen directamente o indirectamente en la degradación de los suelos, y las acciones para evitar este desgaste según ambos profesionales deben de ser conjuntas. "Se pueden tomar medidas en unos sectores pero si no se toman medidas en otros ámbitos la tendencia no cambiará. Creo que es necesario un importante esfuerzo de coordinación de todas las administraciones", defiende la profesora. 

"Las infraestructuras de transporte hay que planificarlas acorde con el territorio para intentar minimizar el impacto derivados del sellado del suelo que lo producen las infraestructuras. También la dispersión urbana, establecer normas en los planes urbanos para evitar la urbanización dispersa", añade Tejedor como soluciones. "El suelo es el gran desconocido para la sociedad. Es un recurso natural no renovable", defiende Tejedor y añade que "si no frenamos el proceso o lo mitigamos acabaremos en un desierto".