"En rescates nunca estamos exentos de un accidente"

El vicepresidente de Ayuda en Emergencias Anaga, Aldo Rodríguez, afirma que las administraciones deben preocuparse por la formación y equipamiento adecuados del voluntario canario

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Ser radioaficionado cambió su vida y la de muchos como él que, a raíz de la mayor tragedia en la historia de la aviación, el accidente de Los Rodeos en 1977, aportaron su granito de arena como soporte en las comunicaciones de los profesionales de emergencia debido a la complicada orografía tinerfeña. Ahí nació Ayuda en Emergencias Anaga (AEA).

Considerada de utilidad pública, ha recibido, entre otras, de la Medalla de Oro de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife por su destacada participación en la riada del 31 de marzo de 2002 y de la Medalla de Plata al Mérito de la Seguridad Pública en Canarias.

En la actualidad, AEA presta una cobertura media de 200 intervenciones al año y cuenta con más de trescientos voluntarios distribuidos en diferentes grupos operativos denominados comunicaciones y logística; rescate en mMontaña; perros de salvamento; rescate acuático y subacuático; intervención sanitaria y prevención y extinción de incendios forestales.

Pese al énfasis que hacen en formación y equipamiento, todos los que forman parte del mundo de los rescates saben que "aunque lo tengas todo perfectamente controlado, nunca estás exento de riesgo". Aún así, no dudan en ayudar, tal y como afirma su vicepresidente Aldo Rodríguez. Desde AtlánticoHoy, anima a todos aquellos con una preocupación por dedicar parte de su tiempo a una labor de voluntariado a formar parte de Ayuda en Emergencias Anaga, pues su vocación por proteger a los demás puede resultar vital en muchos casos.

Entrevista a Aldo Rodríguez en el set de grabación de AtlánticoHoy | AH

- ¿Cuál es el perfil del voluntario de Ayuda en Emergencias Anaga? ¿Y su motivación?
Es una persona vocacional a la que le resulta atractivo el mundo de las emergencias. El perfil es muy variopinto, con un amplio espectro de edad, con personas que vienen de distintos sectores de la sociedad y que ofrecen su tiempo libre a una actividad de voluntariado relacionada con las emergencias.

- ¿Los jóvenes manifiestan interés por formar parte de este tipo de voluntariado?
Sí. No cabe duda de que la juventud ahora tiene muchos otros atractivos. La sociedad está cambiando de una manera muy rápida con todo el tema de las nuevas tecnologías. Las relaciones humanas van variando y nuestros focos de captación, a pesar de ser un poco más dificultosos de lo que eran antes, siguen siendo una base importante.

- Son más de 300 voluntarios en la provincia. ¿Cuántos requieren para ofrecer un servicio adecuado?
Soy de la opinión de que en el mundo de las emergencias no sobra nadie. Lamentablemente, en Canarias, y más concretamente en Tenerife, hemos tenido algunos incidentes de especial relevancia como fueron las riadas famosas o el Delta, que nos hacen ver que el voluntariado es necesario en este tipo de situaciones. Es importante contar con un número amplio de voluntarios que estén debidamente formados y equipados, los dos aspectos fundamentales del voluntariado, y que puedan trabajar de una manera sincronizada con los efectivos profesionales. Eso no lo consigues si previamente no hay una planificación y una preparación.

"Es importante contar con un número amplio de voluntarios que estén debidamente formados y equipados, los dos aspectos fundamentales del voluntariado, y que puedan trabajar de una manera sincronizada con los efectivos profesionales. Eso no lo consigues si previamente no hay una planificación y una preparación"

- ¿Qué grupo especializado de Ayuda en Emergencias Anaga requiere más formación? Llevan áreas muy delicadas como rescate, socorrismo acuático, intervención sanitaria…
Todos ellos necesitan una especialización donde la formación es exhaustiva. Nosotros partimos de unos módulos formativos básicos con lo que tiene que ver con el voluntariado y el mundo de las emergencias. Las comunicaciones son materia básica en protección civil, así como los primeros auxilios, la regulación básica en tráfico porque tenemos muchas pruebas deportivas, etc. Esto es la fórmula básica de formación. A partir de ahí, cada grupo se especializa más en técnicas de rescate y socorrismo en paredes, o el que entra en grupos de perros de salvamento cuenta con otra formación muy específica, pero quizás por su propia idiosincrasia el grupo que más horas de formación necesita es precisamente el de perros de salvamento porque no solo se forma el guía, sino también nuestros compañeros, los perros.

- Precisamente hablando de la sección de perros de salvamento, ¿cuántas vidas habrá llegado a salvar en estos años?
Concretamente no sabría dar el dato porque son muchos años trabajando en esta especialidad. Dentro del mundo del perro de salvamento atendemos dos subespecialidades: la búsqueda de personas desaparecidas en grandes áreas, como puede ser nuestro espacio de montaña, y luego está la búsqueda de escombros cuando un edificio colapsa. Las más reciente y llamativa por lo mediático fue el derrumbe del edificio de Los Cristianos. Ahí participamos activamente aunque, lamentablemente, no hubo supervivientes. 


 - ¿Cuántas veces les pueden activar en un periodo de tiempo determinado y cuál suele ser el motivo más recurrente?
Digamos que el operativo más amplio son los preventivos en todo tipo de eventos donde se congregue un gran número de personas. En cuanto a lo que es cubrir pruebas deportivas y rescates y actuaciones a este respecto son muchísimas durante el año.

- ¿Cuáles son los principales riesgos a los que se enfrenta un miembro de AEA cuando acude a una alerta?
Las intrínsecas de las mismas. Cuando tenemos alertas por fenómenos meteorológicos adversos, estamos en una actuación bajo grandes precipitaciones o mucho viento. Cuando hablamos de rescates, también se ponen en riesgo las vidas de los rescatadores. La premisa de la que partimos es que cualquier intervención tiene que ser lo suficientemente segura para el rescatador como para que no haya ningún riesgo. No estamos exentos de eso. Siempre volcamos los esfuerzos en que los riesgos se reduzcan al mínimo.

- ¿Los canarios cometemos muchas imprudencias?
No creo que sean tanto imprudencias como desconocimiento. En esto se está avanzando mucho. Las administraciones públicas, cuando hay una alerta, publican las medidas que hay que tomar con respecto a esa alerta concreta, tales como las precauciones ante viento, lluvia, tormenta, o cuando hay eventos con grandes masas concentradas de personas, en los que recomiendan tener localizadas las puertas de salida o los sistemas de evacuación. En la cultura de emergencias tenemos que participar todos. Cuanto mayor sea la participación, que más segura sea la intervención. En un accidente de tráfico, si eres la primera persona en llegar, o en un accidente en una prueba deportiva…, todo esto después facilita que los medios y recursos profesionales puedan realizar más fácilmente su trabajo. 

"Cuando hablamos de rescates, también se ponen en riesgo las vidas de los rescatadores. La premisa de la que partimos es que cualquier intervención tiene que ser lo suficientemente segura para el rescatador como para que no haya ningún riesgo. No estamos exentos de eso. Siempre volcamos los esfuerzos en que los riesgos se reduzcan al mínimo"

- ¿Qué actuaciones destacaría entre las que han llevado a cabo?
La del derrumbe del edificio en Los Cristianos, además de la de la riada del 31-M y la del Delta por la magnitud de los incidentes que había.Tenías que atender a personas que, si no hubiéramos estado nosotros, no hubieran recibido atención porque era imposible que los medios profesionales llegaran a tal número de incidencias. Para la persona a la que se le está inundando su casa o su garaje es un problema y requiere apoyo. Nos encontramos con situaciones inverosímiles. Cuando me incorporé al operativo me encontré a un señor de unos 70 años parado debajo del puente de la entrada a Santa Cruz. En ese momento no sabía nada, ni quién era, de dónde había venido, cómo había llegado allí. Se quedó en blanco y no era capaz de reaccionar. Si no le da por pararse, sino por volver a salir, no sabemos qué hubiera sido de él.

- ¿Necesitan más apoyo por parte de las administraciones públicas?
Todo apoyo es poco. Partiendo de la base de esta premisa, equipamiento y formación, las administraciones públicas se tienen que preocupar de que esta red importante de voluntariado que tenemos en Canarias se vea perfectamente formada y equipada para, en caso de tener que activarnos o participar en una gran emergencia, poder también proteger, de una manera práctica y efectiva, con los medios profesionales y de emergencia que tenemos en la Isla.

-  ¿Cuáles son los proyectos de futuro de Ayuda en Emergencias Anaga?
Tenemos tres oficinas en Tenerife centralizadas en Norte, Sur y Santa Cruz-La Laguna. También tenemos base en La Palma, El Hierro y La Gomera. Nuestro crecimiento y proyectos futuros pasan, sin ninguna duda, por centrarnos en aquellas islas que menos recursos tienen para darles mayor cobertura. En eso estamos trabajando con las administraciones públicas. Ahora con las elecciones, que dejaron cambios profundos, trasladaremos todos aquellos requerimientos y preocupaciones para potenciar mejor las islas no capitalinas, donde más déficit de recursos hay. Con respecto a Tenerife, seguiremos trabajando en la línea en la que lo venimos haciendo con las administraciones con las que colaboramos para también crecer en las áreas en las que estamos implantados. No tenemos un afán por ocupar más áreas que en las que estamos, en las que somos fuertes, sino dar el mejor soporte en ellas.

"Las administraciones públicas se tienen que preocupar de que esta red importante de voluntariado que tenemos en Canarias se vea perfectamente formada y equipada en caso de tener que activarnos o participar en una gran emergencia"

-Usted destacaba la importancia del voluntariado, la base de AEA; ¿Cómo transmitirle a jóvenes, o a cualquier interesado, la importante labor que prestan para animarles a formar parte de esta iniciativa?
Vivimos hoy en día un momento en el que la concienciación de la sociedad por hacer una labor humanitaria o de voluntariado va creciendo. Sin embargo, estamos lejos del horizonte que nos plantean nuestros vecinos del norte de Europa. En esas sociedades, cuando ocurre una emergencia, se participa de manera más activa. Creo que ese sería el modelo en el que deberíamos de mirarnos, ir cada vez avanzando al nivel de simbiosis que han alcanzado estas sociedades y trabajar en comunicar y hacer más visible nuestra labor. Decirle a la gente que tiene una preocupación por desarrollar parte de su tiempo a una labor voluntaria que por la vía de las emergencias hay bastantes sectores que pueden ser atractivos para dedicar su tiempo libre, y que desde organizaciones como Ayuda en Emergencias Anaga podemos cubrirlo.

- Con respecto a los niños atrapados en la cueva de Tailandia, desde el punto del vista del rescatista fue un éxito salvar a los doce, pero murió un rescatista. Desde la visión de alguien que se dedica a rescatar a personas, ¿qué sentimiento le produce?
Fue un accidente. Era una persona muy experimentada. Por mucha experiencia que tengas y conocimientos del medio en el que te estás moviendo, por muy bien equipado que vayas, nunca estamos exentos de un accidente. Te puede fallar un mecanismo en rescate de montaña por un defecto de fábrica, aunque sea nuevo. El rescatista lo sabe. Aquí se cayó un helicóptero de Salvamar y murieron los ocupantes hace unos años. Todos los que participan en esto conocen los riesgos. Nunca estamos exentos de accidentes. Tú eres conciente siempre de que, por mucho que intentes tenerlo todo perfectamente controlado, no están exentos de riesgo.