Los quirófanos del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín atraviesan una situación crítica. La delegada de SATSE en el centro, Tania Betancor, asegura que el volumen de bajas en el área quirúrgica es inusualmente alto y refleja el desgaste que sufren las profesionales, en un momento en el que la actividad quirúrgica no ha descendido pese al verano.
Plantillas incompletas
La Guía del Bloque Quirúrgico del propio hospital establece que cada quirófano debe contar con tres figuras: enfermera instrumentista, anestesista y circulante. Sin embargo, en los turnos de tarde y en el quirófano de urgencias esa dotación mínima no se cumple. “Hay compañeras que han llegado a estar siete horas seguidas sin poder comer ni ir al baño porque las intervenciones se encadenan sin relevo”, relata Betancor.
La plantilla de urgencias, integrada por cinco enfermeras, se ve obligada a repartirse cuando coinciden dos operaciones simultáneas, lo que deja a algunas intervenciones con solo dos profesionales. Además, ese mismo equipo es derivado con frecuencia a cubrir ausencias en otros quirófanos o incluso en el servicio de esterilización los fines de semana y festivos.
Estrés, bajas y riesgo asistencial
El sindicato asegura que varias de las bajas están directamente vinculadas al estrés laboral. “Veteranas que llevaban años en quirófano me han dicho que ya no pueden más. Algunas han venido a mi despacho a llorar”, afirma la delegada.
La presión también recae sobre las nuevas incorporaciones, que entran en un servicio de alta complejidad técnica sin suficiente apoyo docente. En todo el área quirúrgica solo hay una enfermera docente, lo que impide formar adecuadamente al personal en horario laboral. “En un quirófano de urgencias no se puede improvisar la enseñanza. A veces los veteranos tienen que formar mientras operan”, explica Betancor.
Este escenario, advierten, repercute directamente en la seguridad del paciente. “Estamos hablando de intervenciones urgentes y emergentes, donde cualquier fallo puede tener consecuencias irreversibles. No se puede seguir exprimiendo a las profesionales de esta manera”, subraya la representante de SATSE.
Reclaman medidas inmediatas
Las enfermeras plantean varias medidas urgentes: la contratación de un sexto refuerzo en el quirófano de urgencias, la creación de una plantilla de incidencias para cubrir bajas, la implantación de la figura de enfermera circulante en todos los quirófanos y la ampliación del equipo docente.
La gerencia del hospital ha prometido incorporar un refuerzo en octubre, aunque la plantilla considera que esa medida es insuficiente. Mientras tanto, los datos del propio centro reflejan el aumento de la presión: las intervenciones urgentes pasaron de 2.369 en 2021 a 2.586 en 2023, sin que se haya reforzado el personal.
“No hablamos de matemáticas, hablamos de abrir un cuerpo humano. Cada intervención puede complicarse y necesitamos equipos completos. No se puede improvisar con la seguridad de los pacientes ni con la salud de las profesionales”, concluye Betancor.
