El lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi) es mucho más que una curiosidad zoológica: representa uno de los grandes tesoros naturales de Canarias y una de las especies más amenazadas del continente europeo. Endémico de la isla del Meridiano, este reptil ha sobrevivido a la presión humana, la pérdida de hábitat y la depredación de especies invasoras.
Los primeros testimonios sobre la presencia de grandes lagartos en el Archipiélago se remontan a la “Historia Natural” de Plinio el Viejo, quien relató las expediciones del rey Juba II en el siglo II a.C. Aunque no se sabe con certeza a qué isla se refería, Canarias alberga hoy cuatro especies de lagarto gigante: el de La Gomera (Gallotia bravoana), Tenerife (Gallotia intermedia), Gran Canaria (Gallotia stehlini) y El Hierro (Gallotia simonyi).
Al borde de la extinción
Durante siglos, el Gallotia simonyi habitó todo el territorio herreño, pero la expansión humana y la introducción de depredadores como gatos y ratas lo empujaron al borde de la desaparición. Se le llegó a dar por extinto en los años 30, tras la pérdida de la subespecie del Roque Chico de El Salmor.
Sin embargo, en la década de los 70 se redescubrió una pequeña población en los riscos de la isla, lo que impulsó un ambicioso programa de conservación. Desde entonces, su recuperación se ha convertido en una prioridad ambiental para Canarias.
El programa de recuperación
El Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de El Hierro, ubicado en La Frontera, ha sido clave en el esfuerzo por salvar la especie. Desde los primeros intentos de cría en cautividad en 1986, cuando nacieron 21 crías, el programa ha conseguido reintroducir ejemplares en tres zonas de su antiguo hábitat natural, especialmente en la Fuga de Gorreta, considerada un entorno crítico para su supervivencia.
Actualmente, la población total —entre ejemplares en libertad y en cautividad— se estima en unos 1.500 individuos, una cifra aún frágil pero esperanzadora frente a los riesgos que enfrenta la especie.
Características y hábitat
El lagarto gigante de El Hierro puede alcanzar hasta un metro de longitud, aunque lo habitual son ejemplares de entre 60 y 70 centímetros. Su piel combina tonos oscuros —marrones, grises o negros— con ocelos amarillentos en los laterales y una coloración más clara en el vientre.
Estos reptiles pueden vivir hasta 20 años y se alimentan principalmente de frutas, flores e insectos, contribuyendo al equilibrio del ecosistema insular.
Reproducción y ciclo vital
El periodo reproductivo del lagarto gigante comienza en mayo, cuando los machos realizan un ritual de cortejo con movimientos de cabeza antes de la cópula. La puesta de huevos se produce entre junio y principios de agosto, y puede incluir de cuatro a catorce huevos por hembra. Algunas incluso realizan una segunda puesta a finales del verano.
La incubación dura unos 60 días, por lo que las crías nacen entre agosto y octubre. Antes de ser reintroducidos en su entorno natural, los ejemplares permanecen de tres a cuatro años en cautividad, asegurando su adaptación y capacidad reproductiva.
Un emblema vivo de El Hierro
El Gallotia simonyi no solo es un símbolo de biodiversidad y resistencia, sino también un emblema cultural de El Hierro. Su figura aparece en logotipos institucionales, publicaciones científicas y proyectos educativos que buscan concienciar sobre la importancia de conservar la fauna endémica canaria.
Con cada nueva generación nacida en los centros de cría, el lagarto gigante herreño sigue recordando que Canarias es un refugio único para la vida, donde la conservación y la historia natural caminan de la mano.
