Las tres estructuras militares y civiles de Gran Canaria que relacionan a Franco con los nazis

Oficiales alemanes asesoraron al ejército español en la Batería de San Juan y el cuartel Manuel Lois durante la II Guerra Mundial | Submarinos del III Reich recibieron ayuda en el Puerto de La Luz

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En la imagen, un barco de la armada nazi en el Puerto de La Luz (Gran Canaria). / EFE
En la imagen, un barco de la armada nazi en el Puerto de La Luz (Gran Canaria). / EFE

Neutral al inicio del conflicto. No beligerante desde junio de 1940 hasta el final de la contienda. Esas, en términos oficiales, fueron las posiciones de la España franquista durante la II Guerra Mundial. La realidad, debajo de ese relato y de un par de capas de diplomacia —además de unos cuantos millones de dólares en forma de sobornos a mandatarios y generales del régimen—, describe una estrecha colaboración entre Franco y los nazis, cooperación que desplegó una intensa actividad en Gran Canaria que se puede interpretar en la memoria de tres estructuras militares y civiles: la Batería de San Juan, el Puerto de La Luz y el Arsenal de Guanarteme-Cuartel Manuel Lois.

Los primeros movimientos nazis en territorio grancanario, con la II Guerra Mundial en pleno apogeo, están chequeados en 1940. A esas alturas del conflicto, Alemania ya había ocupado Polonia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Francia. En el Canal de la Mancha los británicos resistían frente a los nazis en la Batalla de Inglaterra. Y Franco, en ese contexto, vaticinaba una victoria del Eje pendiente sólo de la rendición de Londres. Con todos esos componentes, y aconsejasdo por Serrano Súñer —ministro de Asuntos Exteriores y entusiasta filonazi— el dictador permitió que oficiales alemanes viajaran hasta el Archipiélago para examinar las defensas militares de Gran Canaria y Tenerife.

Misión del capitán de fragata Krauss

El 12 de diciembre de 1940 llegó a Gran Canaria el capitán de fragata Krauss. Su visita tenía dos propósitos claros, según explica Juan José Díaz Benítez, profesor de la ULPGC, en varias de sus investigaciones: elaborar un informe sobre la defensa de las Islas ante un posible ataque aliado en las Islas como probable respuesta a la Operación Félix —intervención en la que España debía facilitar, pese a su condición de no beligerante, que las tropas nazis tomaran Gibraltar (acción que nunca se ejecutó)— y calibrar las posibilidades del Archipiélago como base permanente del III Reich en sus aspiraciones imperiales en África Central.

Complejo de búnkeres de la Batería de San Juan
Complejo de búnkeres de la Batería de San Juan. / ARTEMI ALEJANDRO-MEDINA

Krauss, acompañado por otros militares alemanes, revisó varios puntos de Gran Canaria. En su ruta pasó por la Batería de San Juan, uno de los puntos de defensa que recibió material nazi: tres cañones Krupp con un calibre de 150 mm. "Era una posición ideal para defender la bahía de Las Palmas de Gran Canaria", explica el arqueólogo Artemi Alejandro-Medina. "La estructura", añade, "cuenta con varios búnkeres y en uno, en la zona central de las estancias, se puede encontrar un panel de los años 40 en el que se puede certificar el asesoramiento alemán de cómo funcionaban los aparatos que España le había comprado al III Reich".

"Los negrillos"

Ese primer viaje de la comitiva nazi se intentó llevar en secreto por parte de las autoridades franquistas. "En los documentos oficiales", cuenta Alejandro-Medina, "se refieren a los nazis como los negrillos, no como oficiales de la armada alemana. Incluso la visita a la Batería de San Juan", posición militar que España había levantado tras la pérdida de Cuba en 1898 y la amenaza de Estados Unidos de invadir Canarias, "se realizó de noche con el objetivo de que pasara desapercibida". El arqueólogo detalla que, de esa colaboración, sólo quedan los elementos de anclaja de tres cañones "que nunca entraron en acción".

Enclave donde se instaló un cañón de 150 mm alemán en la Batería de San Juan
Enclave donde se instaló un cañón de 150 mm alemán en la Batería de San Juan. / ARTEMI ALEJANDRO-MEDINA

El informe que redactó Krauss a su vuelta a Alemania advertía que la guarnición de hombres destacados en Canarias era de 25.000 —y no de 40.000, como seguraba el régimen franquista—, las piezas de artillería estaban obsoletas, la infantería apenas disponía de fusiles —además necesitaba 200 ametralladoras pesadas, alrededor de 70 cañones de campaña ligeros para emplazamientos fijos, seis baterías de cañones de campaña de 150 mm, siete baterías antiaéreas pesadas, 12 camiones para la artillería antiaérea existente y material de comunicaciones—, mientras que las fuerzas aéreas y navales estaban anticuadas.

Diez submarinos

Alemania, pese al viaje de Krauss a Canarias, ya había decidido con anterioridad no cumplir con los requerimientos de Franco que, sin embargo, mantuvo en pie su colaboración con el III Reich —en concreto con la Kriegsmarine— tras su condición de país no beligerante. Entre enero de 1941 y abril de 1943, nueve submarinos alemanes —U-124, U-105, U-106, U-123, U-69, U-107, U-103, U-103, U-159 y U-455— y uno italiano —el Comandante Cappellini— hicieron escala en el Puerto de La Luz en busca de combustible, según se recoge en el libro Submarinos y Buques de las Potencias del Eje. La II Guerra Mundial en Canarias de Manuel González Quevedo y Jesús Martínez Milán.

Foto de 1952 del reflotamiento de un submarino alemán hundido por los Aliados durante la II Guerra Mundial en la costa sur de Gran Canaria
Foto de 1952 del reflotamiento de un submarino alemán hundido por los Aliados durante la II Guerra Mundial en la costa sur de Gran Canaria. / EFE

"Alemania", cuenta Artemi Alejandro-Medina, "da sus primeros movimientos en ese sentido incluso antes de que comience la guerra. Envía buques mercantes con combustible, material y provisiones a diferentes puertos del mundo consciente de que en el momento que estalle el conflicto comenzarán los bloqueos marítimos". En ese plan figura el Puerto de La Luz con dos buques: el Corrientes y el Nordmark, que servieron durante varios años, hasta la protesta del cónsul británico en Las Palmas de Gran Canaria, dentro del puerto como suministradores de los submarinos alemanes en alta mar.

Comandancia Naval

En 1940, con buena parte de Europa bajo dominio nazi, el régimen franquista dio la orden para crear la Comandancia Naval de Canarias. La finalidad de ese plan, además de dotar a las Islas de una mejor estructura militar, era establecer una base de submarinos en Las Palmas de Gran Canaria, misión para la que se concibe un ambicioso proyecto con dos puntos estratégicos: la Base Naval y el Arsenal de Guanarteme —conocido años después como el Cuartel Manuel Lois—.

"El sueño de Franco", apunta Artemi Alejandro-Medina, "era contar con una base de submarinos en Gran Canaria. En ese momento se consideraba que ese tipo de embarcaciones eran decisivas para desequilibrar un conflicto. Alemania le pasa información al régimen franquista que, en plena II Guerra Mundial y convencida de que el Eje va a ganar la contienda, aspira a modernizar su marina con naves sumergibles. En esa aspiración, se ideó la Base Naval, no sólo como proyecto de defensa, si no también de carácter ofensivo".

Túneles y búnkeres

El Ministerio de Marina, en 1940, consiguió adquirir el terreno y el muelle de Nuestra Señora del Pino tras un acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas para poder establecer en ese enclave la Base Naval en el Puerto de La Luz. Entre los planes franquistas figuraba dar cobijo a 12 submarinos en el nuevo fondeadero. Pero además de esa infraestructura, el proyecto incluía también la construcción de un depósito de combustible en La Isleta, levantar un puesto de mando y estaciones TSH en Almatriche, y el montaje de un arsenal con polvorín, almacén de artificios, torpedos y minas —además de un cuartelillo y una central eléctrica— en el Barranco de Guanarteme.

hitler y franco pasan revista a las tropas durante su encuentro en hendaya
Hitler y Franco pasan revista a las tropas durante su encuentro en Hendaya. 

De todo ese complejo, sobresale la red de túneles y búnkeres que se construyeron en el Barranco de Guanarteme para almacenar torpedos y otro tipo de municiones para los submarinos. Su diseño fue subterráneo para evitar los bombardeos de la Royal Air Force (RAF) y su construcción comenzó en 1941, en plena posguerra española, detalle que plantea dos preguntas sobre el proyecto: ¿quién financió la obra? ¿de dónde salió la mano de obra?

El arquitecto Pablo Alonso, según recoge Alejandro Luengo Torrejón en su Trabajo de Fin de Master (TFM), recalcó en un informe que para diseñar y dar forma a la red de túneles del Arsenal de Guanarteme "se utilizó una técnica de construcción muy avanzada".

Inversión del III Reich

Tanto Luengo Torrejón como Alejandro-Medina señalan al III Reich como inversor del proyecto. "El asunto sigue siendo alto secreto para el Gobierno de España", aclara el arqueólogo antes de agregar que "ese sistema de tunelar la montaña ya fue utilizado por los nazis en Francia, en la costa atlántica. España no tenía esa capacidad. Y sobre la mano de obra, entiendo que fue local, no esclava, en un momento en el que trabajo escaseaba. Es la inversión militar más importante realizada en Canarias".

En cuanto a su composición, el TFM de Luengo Torrejón detalla que "el complejo militar del Cuartel Manuel Lois contiene una red de túneles cuya superficie es de 7.304 metros cuadrados compuesto por tres sectores de túneles en el que cada uno de ellos tienen unos búnkeres donde se guardaban distintos armamentos (minas, torpedos, etc.)". "La leyenda cuenta", ilustra el texto, "que en uno de los túneles del Sector K se guardaban uniformes nazis".