La bebé que falleció el 29 de abril de 2023 en Fuerteventura, en un caso por el que se acusa a su padre de asesinato, murió a causa de una hemorragia craneal severa y un edema pulmonar derivados de un fuerte zarandeo, pero no por el consumo de drogas, según han determinado los médicos forenses y los peritos de toxicología en la segunda sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Las Palmas.
Los médicos que practicaron la autopsia confirmaron que la menor sufrió el síndrome del niño zarandeado, una lesión compatible con bebés de pocos meses y que puede no dejar signos externos de violencia. Para que se produjera el daño cerebral observado, la bebé tuvo que ser sometida a un zarandeo de "gran intensidad", según explicaron los especialistas.
Alcohol y drogas
En relación con los restos de alcohol y cocaína hallados en la menor, la fiscal del caso, Carmen Julia González, sostiene que el acusado se los suministró intencionadamente para calmarla. Sin embargo, los expertos en toxicología han explicado que el etanol encontrado se debe a la descomposición natural de la sangre, descartando que haya indicios de que consumiera alcohol.
Respecto a la cocaína, los peritos estiman que llevaba en su organismo más de 10 o 12 horas antes del fallecimiento y que pudo haberla ingerido por contaminación cruzada al prepararle un biberón, por inhalación pasiva si en la vivienda se fumó crack en un espacio cerrado, o incluso por ingesta accidental.
Falta de higiene
Los forenses también destacaron que la bebé presentaba una dermatitis severa, indicando que no se le cambiaba el pañal con regularidad, lo que le provocaba dolor intenso y episodios constantes de llanto. Además, encontraron signos de deficiencia de higiene corporal en todo su cuerpo y evidencias de que permanecía muchas horas en la misma postura.
A pesar de estas condiciones, los especialistas confirmaron que la niña no padecía ninguna enfermedad y que su desarrollo era normal para su edad.
Ya fallecida
El médico de urgencias que atendió a la menor en el Centro de Salud de Puerto del Rosario testificó que el acusado entró "muy alterado", gritando: "No respira, no respira, ayuda a mi bebé". La pequeña llegó envuelta en una tela húmeda y fue colocada sobre la mesa de consulta.
El facultativo relató que la bebé estaba pálida, con labios y manos azuladas, fría al tacto y con sangre en las fosas nasales, y aseguró que ya había fallecido cuando llegó al centro de salud a las 22.45 horas. Por el estado del cuerpo, el médico determinó que había muerto entre dos y tres horas antes.
Prisión permanente revisable
El padre, Juan Francisco L.S., se enfrenta a una condena de prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía, mientras que la madre, Brenda J.R.B., afronta una posible pena de seis meses de prisión por abandono de familia.
El juicio continuará este miércoles con la declaración de los progenitores de la bebé, en un proceso que sigue generando gran conmoción.
