La historia detrás del cuento: la conmovedora vida de un canario que inspiró 'La Bella y la Bestia'

Pedro González fue un tinerfeño que sufría hipertricosis, una condición que hace crecer el vello en cualquier parte del cuerpo

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Imagen de Pedro González de adulto y de niño, personaje que inspiró La Bella y la Bestia / MONTAJE DE RETRATOS AH
Imagen de Pedro González de adulto y de niño, personaje que inspiró La Bella y la Bestia / MONTAJE DE RETRATOS AH

Quién iba a decir que una enfermedad y un matrimonio concertado iban a dar para tanto. Es más, quién iba a decir que una vida dedicada a la desdicha iba a ser fruto de una de las historias románticas más halagadas de los tiempos, sobre todo desde que la productora Disney la estrenase en 1999. 

'La Bella y la Bestia' es una obra que escribió Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve y que retomó y culminó Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Se ha reproducido en teatros y en cines en versión animada y live action, pero muy pocos conocen la verdadera historia que se esconde detrás de ese romance, la historia del tinerfeño Pedro González o Petrus Gonsalvus que sufría hipertricosis

De la realidad a la ficción 

Por supuesto la realidad es mucho más dura que la ficción y la vida de Pedro no fue para nada un camino de rosas —aunque en la película tampoco lo era—. La hipertricosis es una enfermedad que supone un crecimiento excesivo de pelo en cualquier parte del cuerpo, en el caso del joven descendiente de menceys, el vello le crecía por todo el cuerpo y cara, lo que lo llevó a ser conocido como 'el hombre lobo canario'. 

A los diez años fue enviado como un regalo hacia Europa con Carlos V y su tía, gobernadora de los Países Bajos. Por el camino fue capturado y enviado como obsequio a Enrique II quién invirtió en la educación del joven mencey mientras alardeaba de tenerlo a su disposición. 

En parís 

En París trabajó como parte de la servidumbre de Enrique II hasta que murió y pasó a depender de su mujer, la reina Catalina de Médicis quién organizó una boda concertada con una joven y bella parisina que desconocía de la existencia del que sería su futuro marido. 

Ambos se conocieron el día de la boda —alguien se llevó una pequeña sorpresa— y tuvieron seis hijos, cuatro de ellos heredaron la hipertricosis. Para el resto del mundo eran un divertimento y una propiedad que regalar sin miramientos. Tanto Pedro como su familia pasaron a manos de Margarita de Austria y posteriormente fueron heredados por su hijo, Alejandro Farnesio. 

Pedro González falleció a sus 80 años tras pasar toda una vida de mano en mano como si de una propiedad se tratase por su condición física en una época en la que solo existían los retratos —alguno hay que plasma su físico— y el boca a boca. Tanto el cuento como la película le dan la vuelta a la historia del joven canario y lo convierten en un monstruo encerrado que secuestra a una joven, pero en realidad solo fue un hombre que iba de casa en casa junto a su familia y del que dispusieron para el divertimento de las clases sociales más altas. 

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