En Canarias solo dos grandes iglesias pueden ser consideradas catedrales: Santa Ana en Las Palmas de Gran Canaria y Nuestra Señora de Los Remedios en San Cristóbal de La Laguna. Su condición de sedes de las respectivas diócesis provinciales es lo que les confiere el título catedralicio, por más que popularmente esta distinción suele justificarse más por motivos arquitectónicos que religiosos.
Así ocurre con la Iglesia de San Juan Bautista en Arucas, probablemente el templo más majestuoso de Canarias, conocido por todos como Catedral de Arucas debido a su monumentalidad. Además de su excepcional fachada resaltan sus grandes torres rematadas en agujas, así como los arcos ojivales, todo ello erigido con con material de cantería extraído en Arucas. En su interior alberga diferentes capillas como la de Nuestra Señora del Carmen y otros altares iluminados por vidrieras.
En 1909 comenzaron las obras y, aunque se abrió al culto desde 1917, su construcción se prolongó hasta 1977. Inspirándose en la catedral de Barcelona, el arquitecto Manuel Vega March fue el artífice de este tempo neogótico de visita obligada en Arucas. De la originaria ermita pasó a ser parroquia en 1515, templo de tres naves y de corte renacentista en el siglo XVIII y pero posteriormente fue derruido para empezar a levantar, a principios del siglo XX, el templo que hoy conocemos.
Otro templo, pero del ron
Cerca de la Iglesia de San Juan Bautista se ubica otro de los puntos de interés del municipio: la destilería del ron Arehucas, el más afamado de Canarias. Entre sus 4.308 barricas de roble americano los visitantes pueden descubrir el proceso tradicional de elaboración del ron, así como realizar un recorrido por la historia de la fábrica.
Inaugurada en 1884 la Fábrica de San Pedro se dedicada básicamente a la producción de azúcar y, en menor medida, a la elaboración de aguardientes de caña y ron, si bien pronto ganó el título de proveedor de la Real Casa y Corte española, que le fue concedido por la Reina Regente Doña María Cristina de Austria.
Será ya en 1965 cuando tome el nombre de Destilerías Arehucas y comience una época de expansión durante décadas con un importante hito en 2006 con la adquisición de Licores Artemi, de manera que se conformó el mayor grupo de destilados de Canarias como prueba de la tradición azucarera del Archipiélago.