La crisis derivada de la pandemia de la covid-19 disparó en 2020 la acción social de Cáritas en Canarias, donde asistió a 65.000 personas -45.000 en Las Palmas y 20.000 en Santa Cruz de Tenerife-, si bien los hogares atendidos en la provincia oriental subieron un 83 % y en la occidental, un 22%.Así lo han dado a conocer este martes los obispos y responsables de Cáritas en el archipiélago, única región española en la que sigue creciendo la pobreza, según el último informe Foessa, de 2019, un estudio que explica el gran impacto que ha tenido esta crisis en un archipiélago que antes de ella tenía al 30 por ciento de su población; esto es, a 617.000 personas, en situación de "vulnerabilidad, precariedad, desigualdad y empobrecimiento". Una brecha social que la pandemia no ha hecho más que agrandar, con grandes diferencias entre las dos provincias canarias, ya que las secuelas socioeconómicas percibidas por esta institución han sido más flagrantes en Las Palmas, de acuerdo con los datos que facilitados por la ONG de la Iglesia.El director de Cáritas Diocesana de Canarias (al cargo de la provincia de Las Palmas), Gonzalo Marrero, achaca esta realidad al mayor peso que tiene la economía sumergida en la provincia oriental y al volumen de personas que han visto empeorar sus condiciones de vida hasta llegar a perderlo todo y verse en la calle por el cero turístico, así como a las trabas administrativas insalvables con las que se han topado las personas sin recursos y sin acceso a la tecnología a la hora de solicitar ayudas públicas como el Ingreso Mínimo Vital por la única vía que la Administración ha ofrecido: la telemática.A ello se ha sumado el tiempo que muchos trabajadores sujetos a un ERTE se han visto sin ingresos debido a las demoras que ha habido en el abono de las prestaciones correspondientes. "Canarias es un paraíso, pero el 30 % de su población no se ha enterado. Hay que tener cara, y dura, para hacer propuestas públicas e impedir su acceso por unos requisitos que las personas vulnerables no pueden cumplir", ha denunciado Marrero.Además de agradecer a los 1.247 voluntarios y 143 trabajadores de Cáritas en Las Palmas el esfuerzo realizado "para afrontar este reto y propiciar que las aguas no se desbordasen, aun estando al límite", y las personas y empresas que han dedicado su tiempo, dinero y entrega en un año duro, como ha sido 2020, el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, ha recalcado que la ONG es "subsidiaria, y no responsable de la atención a los más vulnerables".
La mayoría procede de Latinoamérica y Europa, a los que Cáritas presta "acompañamiento", pero el problema vendrá cuando los menores no acompañados que acoge la ONG cumplan la mayoría de edad, ya que se verán "abocados a vivir en la calle y de la limosna", pese a que se trata de "gente joven, con capacidad de trabajar".El secretario general provincial, Ricardo Iglesias, ha estimado que entre los retos de futuro debe estar ofrecer la mayor dignidad posible en el "acompañamiento" a las personas que lo necesiten, por ejemplo, sustituyendo el reparto directo de comida por la distribución de tarjetas para realizar la compra y ampliando las unidades de atención de calle.