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Imagen de unos turistas paseando por una playa de Canarias / EFE

Los lugares turísticos que recomiendan no visitar en 2026: Canarias está en la lista

Un informe internacional que alerta sobre el turismo masivo en las islas y sus efectos en la vivienda, el medio ambiente y la vida local

Durante años, las listas de viajes han servido para señalar los lugares imprescindibles que todo viajero debería conocer al menos una vez en la vida. Sin embargo, en los últimos tiempos ha ganado fuerza un enfoque distinto: identificar aquellos destinos que, precisamente por su éxito, necesitan respirar. No se trata de perder atractivo, sino de evitar que el turismo termine erosionando aquello que lo hizo valioso.

Desde esta perspectiva nace la conocida No List de Fodor’s Travel, una selección anual que invita a replantear ciertos viajes desde la responsabilidad. En su edición de 2026, Canarias vuelve a aparecer como uno de los territorios donde se recomienda reflexionar antes de planificar una visita.

Qué es la No List

La No List no señala destinos indeseables ni cuestiona su belleza o interés cultural. Al contrario, se centra en lugares extremadamente populares que reciben más visitantes de los que pueden gestionar de forma sostenible. La selección se elabora a partir del análisis de expertos que evalúan variables como presión turística, impacto ambiental, fragilidad del entorno, vida local y equilibrio entre turismo y comunidad residente.

El resultado es una lista que incomoda y atrae a partes iguales, porque pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿hasta qué punto viajar también implica saber cuándo no hacerlo?

Canarias en el foco

En el caso del Archipiélago, el informe pone el acento en el crecimiento constante del turismo. Solo en el primer semestre de 2025, Canarias recibió 7,8 millones de visitantes, mientras que el volumen de pasajeros aeroportuarios superó los 27 millones, lo que supuso un aumento del 5 % respecto al año anterior.

Estas cifras consolidan a las islas como uno de los destinos más demandados de Europa, pero también evidencian una presión continua sobre un territorio limitado y frágil, tanto desde el punto de vista ambiental como social.

Protestas ciudadanas

El éxito turístico ha tenido un efecto colateral visible: el descontento social. En los últimos años, miles de personas han salido a la calle bajo el lema “Canarias tiene un límite”, especialmente en islas como Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote.

Estas movilizaciones no cuestionan la importancia del turismo como motor económico, pero sí alertan de un modelo que muchos consideran agotado. La sensación compartida es que el crecimiento ha sido más rápido que la capacidad de adaptación del territorio.

Vivienda tensionada

Uno de los puntos más críticos señalados por la No List es el acceso a la vivienda. La expansión de los alquileres vacacionales ha disparado los precios tanto de alquiler como de compra, expulsando a jóvenes y familias de barrios tradicionales.

En muchas zonas turísticas, competir con la demanda internacional se ha vuelto imposible para la población local, lo que ha alterado el tejido social y la estabilidad residencial de numerosos municipios.

Movilidad y colapso

El aumento de visitantes también ha transformado la movilidad diaria. Carreteras saturadas, núcleos urbanos congestionados y tiempos de desplazamiento duplicados forman parte de la rutina en varias áreas del Archipiélago.

Esta situación no solo afecta a la experiencia turística, sino que incide directamente en la calidad de vida de quienes residen en las islas y dependen de estas infraestructuras para trabajar, estudiar o acceder a servicios básicos.

Emergencia hídrica

El informe subraya además un problema estructural: el agua. En Tenerife, la situación hídrica se ha agravado en los últimos años, coincidiendo con episodios de sequía y una elevada demanda. A ello se suma el vertido de millones de litros de aguas residuales sin tratar al mar, una circunstancia que amenaza playas, ecosistemas marinos y la imagen ambiental del destino.

Este contraste entre atractivo natural y deterioro ambiental es uno de los argumentos que refuerzan la recomendación de dar una pausa al ritmo actual.

Un caso global

Canarias no es el único territorio incluido en la lista. La No List también menciona lugares como la Antártida, el Parque Nacional Glacier en Estados Unidos o barrios históricos como Montmartre, todos ellos ejemplos de cómo el turismo masivo puede poner en jaque ecosistemas, patrimonio y comunidades.

Sin embargo, el caso canario destaca por tratarse de un destino europeo consolidado, donde la dependencia económica del turismo convive con un creciente debate social sobre sus límites.