Hay figuras deportivas que, incluso fuera del ring, logran convertirse en parte de la memoria colectiva. Ricky Hatton fue uno de esos nombres: un boxeador británico que llevó su apodo de “The Hitman” a lo más alto, pero también un personaje cercano, capaz de reírse de sí mismo y de sorprender al público en situaciones inesperadas. Su vida, llena de luces y sombras, queda marcada por triunfos memorables, caídas dolorosas y episodios curiosos que lo vincularon incluso a Canarias.
Este domingo, la noticia de su muerte a los 46 años sacudió al mundo del deporte. Su cuerpo fue hallado en su domicilio de Mánchester, y la policía descartó cualquier “circunstancia sospechosa” en torno al fallecimiento. Una pérdida que deja huella en el boxeo británico y que llega apenas unos meses después de que anunciara su regreso al cuadrilátero.
Un campeón imbatible
Entre 1997 y 2012, Ricky Hatton forjó una carrera difícil de igualar. Disputó 48 combates profesionales, de los cuales ganó 45, 32 de ellos por nocaut, y apenas sufrió tres derrotas. Llegó a conquistar tres títulos mundiales en peso superligero y uno en peso wélter, construyendo una reputación que lo situó entre los grandes del boxeo británico.
Su racha imbatida de 43 combates se quebró frente a Floyd Mayweather en peso wélter y, poco después, contra Manny Pacquiao en superligero. Dos derrotas que no solo marcaron su trayectoria deportiva, sino que lo empujaron a una etapa personal complicada, entre la depresión y la adicción a la cocaína, de la que trató de salir ingresando en una clínica de rehabilitación.
El regreso frustrado
Este mismo año, Hatton había sorprendido a sus seguidores al anunciar que volvería al ring tras trece años retirado. La fecha elegida era el 2 de diciembre en Dubái, en un combate contra Eisa Al Dah. La noticia generó expectación entre sus fans, que veían en él la posibilidad de revivir los grandes momentos de una carrera brillante.
Su fallecimiento pone un abrupto punto final a esa ilusión y deja un vacío entre quienes lo consideraban una referencia del deporte británico, tanto por su estilo agresivo en el ring como por su carisma fuera de él.
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Una noche en Tenerife
Más allá del boxeo, Ricky Hatton también protagonizó momentos inesperados. Uno de los más recordados tuvo lugar en Costa Adeje, en el sur de Tenerife, durante unas vacaciones. En un bar turístico, un guitarrista invitó a alguien del público a cantar. Para sorpresa de todos, el voluntario improvisado fue el mismísimo excampeón del mundo.
El tema elegido no fue otro que Wonderwall, de Oasis, grupo del que Hatton era amigo personal. Sin embargo, su interpretación distó mucho de la voz de Liam Gallagher: desafinó, se equivocó en varias estrofas y arrancó carcajadas entre el público, que no tardó en compartir el momento en redes sociales.
Amistad con Oasis
La relación entre Ricky Hatton y los hermanos Gallagher siempre fue conocida. Los músicos acudieron a muchos de sus combates y lo incluyeron en celebraciones y anécdotas del grupo. De ahí que la escena en Tenerife resultara tan simbólica: el campeón del ring rindiendo homenaje, a su manera, a una de las bandas más influyentes del pop británico.
Una turista británica, Carly Leahy, grabó el momento y relató después la cercanía del exboxeador. Aunque su canto no convenció, sí lo hizo su trato amable con los presentes, en especial con los niños que se acercaron a saludarlo.
