Desde el estallido de la crisis financiera de 2008, Canarias ha visto desplomarse su número de nacimientos. Ese año nacieron 20.672 bebés en el archipiélago, mientras que en 2023 apenas se registraron 11.998, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una caída del 43 % en quince años, una de las más acusadas del país.
Caída por provincias
La tendencia se repite en ambas provincias. En Las Palmas, los nacimientos bajaron de 10.771 en 2008 a 6.541 en 2023. En Santa Cruz de Tenerife, pasaron de 9.901 a 5.457. En total, el archipiélago ha perdido 8.674 nacimientos anuales desde la recesión.
Este retroceso sitúa a Canarias como la cuarta comunidad con mayor descenso de natalidad en España, solo por detrás de Cantabria, Asturias y La Rioja, según un análisis reciente de Funcas con motivo del Día Mundial de la Población.
Condiciones imposibles
La socióloga Tenisca Gil, decana del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y de la Sociología de Canarias, subraya que “tener un hijo hoy, tanto en Canarias como en otras partes del mundo, exige asumir una gran carga económica, emocional y de tiempo”.
Con una de las tasas de paro juvenil más altas del país y un mercado laboral marcado por la temporalidad y la precariedad, “la emancipación se vuelve casi una fantasía”, afirma. En este contexto, añade, “hablar de natalidad sin hablar de derecho a la vivienda, empleo digno y acceso a los cuidados es no atacar la raíz del problema”.
Modelo económico precario
Gil advierte que Canarias presenta condiciones estructurales que dificultan especialmente la maternidad y la paternidad. “Tenemos una economía basada en el turismo, con bajos salarios y malos contratos laborales. La cantidad de turistas no se traduce en riqueza ni beneficios sociales reales”, sostiene.
A esto se suma un mercado inmobiliario profundamente tensionado por el alquiler vacacional, lo que dificulta aún más el acceso a la vivienda. Además, señala, “la brecha de género persistente afecta especialmente a las mujeres en edad fértil, que cargan con la mayor parte de las tareas de cuidados”.
Desigualdad y fuga juvenil
La socióloga advierte de que la falta de relevo generacional tiene ya consecuencias visibles: “Nos enfrentamos a un claro envejecimiento de la población”. En un sistema de pensiones como el español, basado en la solidaridad intergeneracional, “este desequilibrio demográfico genera una tensión creciente”.
También preocupa el desequilibrio territorial: “La juventud canaria está emigrando cada vez más en busca de oportunidades fuera del archipiélago. Esto vacía zonas rurales y pueblos, y debilita la cohesión social”.
Reformas de fondo
Ante este panorama, Gil considera insuficiente cualquier medida puntual: “La solución no es solo incentivar la natalidad con ayudas, sino garantizar condiciones estructurales que permitan a la población joven plantearse una familia”.
Entre esas condiciones, menciona “una vivienda asequible, empleos dignos y servicios públicos que garanticen conciliación laboral”. De lo contrario, concluye, “la natalidad seguirá cayendo y el futuro social y económico de Canarias estará comprometido”.
