El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia se celebra cada 11 de febrero para poner sobre la mesa la brecha entre el número de hombres y de mujeres que eligen carreras ceintífico-técnicas. En Canarias, aunque la mayoría de las universitarias son mujeres (el gobierno autonómico las cifra en un 56%), las matriculadas en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas) no pasan del 16%.
¿Esto cómo se explica? La casualidad se descarta desde el momento en el que Canarias sigue una tónica global, que responde a un sesgo de género: en un sistema que tiene como centro al hombre (principalmente si es cis, heterosexual y blanco) y confiere menos valor a quienes no entran dentro de esta categoría, muchas mujeres acaban por no sentirse válidas para los estudios que hemos considerado colectivamente "más difíciles".
Las niñas se sienten inferiores
Esto no es solo teoría: las niñas sienten, desde los sies años, que son "menos listas" que los niños, según un estudio publicado en Science en 2017, que explica que hay todo un conjunto de emisores de este mensaje de inferioridad, como películas infantiles, juguetes, situaciones cotidianas o incluso simples gestos.
En este día es habitual que las distintas instituciones organicen eventos con el noble objetivo de coser esta brecha, como ha hecho el Cabildo de Tenerife, en el conversatorio organizado entre la astrofísica del IAC Cristina Ramos Almeida, la directora insular de Igualdad y Diversidad, Patricia León, y el consejero insular de I+D+I, Juan José Martinez.
Sin embargo, muchas veces es difícil predicar con el ejemplo, y siendo este tipo de actos de incontestable carácter feminista, es desde el feminismo que se pueden señalar qué cosas no se hacen del todo bien: el acto rezumaba un tufillo patriarcal que vale la pena diseccionar para, con suerte, no repetir.
Ocupar el espacio
Sobre cuál debe ser el papel de los hombres dentro del feminismo, las distintas corrientes no se ponen de acuerdo y no es este el lugar para dirimir la cuestión, pero si concuerdan en algo es en que este rol no debe ser protagónico.
No estaría de más que, en actos de visibilización, se tuviera en cuenta el vicio frecuente del género masculino a ocupar más espacio que sus compañeras (ya sea físicamente o con su voz) y se acotaran las intervenciones de modo que, al menos, no duraran el doble que el de sus compañeras, de media. Pero este no es el asunto más grave.
Es cierto que las intervenciones del consejero insular fueron pocas. Lo más llamativo es que estuvieron aderezadas por los halagos constantes de su compañera de Gobierno y de partido (son ambos de Coalición Canaria), que no dudó en colocar a Martínez como referente feminista. “Él lleva sus gafas violeta, me lo ha demostrado con su programa y su apoyo. Su presencia aquí es prueba de ese compromiso con las políticas de igualdad".
Listón bajo
El quid de la cuestión está en lo que sigue: "Que una persona como Juanjo diga 'no puedo, tengo que conciliar' denota un avance". Se refería a una anécdota que comentó en varias ocasiones que hacía aslusión a un Whatsapp que el consejero envió a un grupo conjunto en algún momento en el que debía hacerse cargo de su hijo pequeño.
¿Por qué es importante señalar este momento? Hay un fenómeno que salta a la palestra cada cierto tiempo: un hombre se convierte en héroe a ojos de la sociedad por exhibir un comportamiento corresponsable, empático o alineado con la causa. No suele salir bien, puede que recuerden aquella vez que la foto de un hombre semidesnudo en una manifestación feminista dio la vuelta al mundo y luego resultó salir rana.
Hay toda una corriente de crítica en redes sociales, bajo etiquetas como bare minimum, listón bajo, vara baja, que evidencian, sobre todo en lo que respecta a relaciones sexoafetivas, la tendencia a valorar de manera exagerada los logros de los hombres que dan un pasito fuera del machismo hegemónico.
"Un poquito de visibilidad"
También es habitual llamar "padrazo" a cualquier hombre que se ocupe de su hijo, algo que podría ser irritante pero inocente si no fuera por el revés perverso: cualquier mínima negligencia materna (que un hombre puede cometer impunemente) coloca a la mujer como un monstruo, y se convierte, una vez más, en un obstáculo en la carrera laboral, vital o social de esta mujer. También en ciencia.
Podríamos pensar que igual solo se trata de un código privado entre compañeros de trabajo, pero se reveló más bien un valor de la directora cuando alabó la labor cuidadora del marido de Cristina Ramos durante parte de su carrera: “Yo no quiero terminar sin darle un poquito de visibilidad a esa persona que te apoyó en tu carrera, tu marido". Y continúa: "Darte las gracias porque esa decisión que tomaste es apoyar en la lucha que Cristina emprendió.
¿Por qué esta necesidad de poner en valor la decencia y la empatía de un hombre en un momento concreto? No es descabellado culpar al mismo sesgo de género por el que las niñas se creen más tontas a partir de los seis años: este sistema enseña a sus miembros a ver a los hombres como seres superiores.
Mujer en la Ciencia
Y queda otra pregunta en el tintero: ¿se habría hablado de todo esto con un científico hombre sin hablar de ciencia? Durante los aproximadamente 40 minutos de entrevista, no se mencionó en ningún momento del trabajo de Cristina Ramos. ¿Se le habría preguntado por paternidad pero no por agujeros negros a un hombre? ¿Seguimos pensando incluso cuando queremos luchar contra ello que las mujeres no son capaces de aportar cosas interesantes?
Reducir de esta manera la mujer a un símbolo, en este caso un instrumento político para sacar pecho por parte de una institución, ¿no es otra forma de discriminación? Sería conveniente pulir estas cuestiones, al menos en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
