La llegada de pateras a las islas Canarias no cesa y va en aumento: 17.000 inmigrantes han alcanzado en lo que va de año el archipiélago, donde miles de ellos, tras jugarse la vida en peligrosos y largos trayectos, permanecen en condiciones indignas a la espera de saber qué va a pasar con su futuro.Cuando los inmigrantes llegan a territorio nacional, la ley establece que hay un plazo máximo de 72 horas para realizar la reseña policial. En ese tiempo, los agentes obtienen su filiación y comprueban si sus huellas están en alguna base de datos nacional o internacional.Un trámite que se practica en los Centro de Acogida Temporal (CATE) de inmigrantes, donde Cruz Roja presta una primera asistencia humanitaria para comprobar las condiciones de salud en las que llegan estas personas. En el contexto actual de la pandemia, es en este lugar donde les hacen las PCR.En el caso de la isla de Gran Canaria, Salvamento Marítimo conduce a los migrantes rescatados en el mar al muelle de Arguineguín. Allí el pasado agosto se levantó un campamento de emergencia provisional con capacidad para 400 personas y que desde hace algunos días hacina a más de dos millares.
Mientras se resuelve esa solicitud de asilo, el inmigrante no puede ser expulsado y tiene la posibilidad de acceder a plazas de acogida específicas del sistema de protección internacional, cuya gestión depende del Ministerio de Inclusión y Migraciones. Si se resuelve en sentido positivo y se concede la protección internacional, esa personas puede quedarse de forma legal en España.En el caso de no admitir a trámite esa solicitud o denegarse la protección, se tramita el expediente sancionador en el que se propone la expulsión del territorio español, lo que supone que finalmente hay una orden de expulsión validada por un juez. Mientras se tramita ese expediente, el inmigrante ingresa en un Centro de internamiento de extranjeros (CIE), donde el plazo máximo de estancia es de 60 días, aunque las ONG denuncian que muchas veces el tiempo de estancia es superior al legal.Si no hay perspectiva real de retorno, no se ingresa en un CIE. Por eso, debido al cierre de fronteras durante la pandemia, los internamientos en estos centros fueron cesando. Después del verano, cuando comenzó a recuperarse la capacidad de retorno, empezaron a reabrir, como el que hay en Barranco Seco, en Las Palmas.
En Canarias, la red de acogida no contaba con plazas a principios de año, lo que ha llevado al Gobierno a tener que recurrir en los últimos meses a utilizar hoteles cerrados por la pandemia para alojar a estos inmigrantes como un "recurso excepcional y transitorio". Esta opción quiere ahora sustituirse por instalaciones militares en desuso que están siendo acondicionadas para poder atender a los migrantes.Fuentes de Migraciones han subrayado a Efe que el elevado número de llegadas de inmigrantes en Canarias y la pandemia "está desvirtuando un poco el sentido de la acogida".