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Imagen de un perro de asistencia junto a la campaña de crowdfunding de Sara. / CANVA

Sara, joven canaria con movilidad reducida, lucha por un perro de asistencia para mejorar su vida

Tras perder movilidad en el año 2022 tuvo que aceptar su nueva realidad. Ahora, a través de una campaña de crowdfunding lucha por tener un perro de asistencia que pueda facilitarle su día a día

Hace más de tres años que Sara Agrella, una joven tinerfeña, tiene su movilidad reducida. Después de sufrir un accidente laboral y ser operada de una hernia discal que tuvo recidiva, se quedó sin movilidad de cintura para abajo en enero de 2022. Aunque gracias a la rehabilitación actualmente hace distancias cortas con muletas o andador, para las largas necesita silla de ruedas, y tuvo que aceptar su nueva realidad empezando de cero. Ahora ha sacado adelante un crowdfunding para poder contar con un perro de asistencia y mejorar su calidad de vida. 

Con la campaña, llamada 'Un perro de asistencia para Sara', la joven busca tener más autonomía y no depender de otras personas. Desde vestirse hasta subirse a un transporte público, cuenta que con la ayuda del can podrá superar las barreras que se encuentra a diario. En Canarias no hay ninguna entidad que adiestre perros de asistencia en la actualidad, y por ello la recaudación es a favor de la Associació d'Acció Social DISCAN. 

Imagen de la campaña de ayuda para Sara./ CEDIDA

Su caso 

Sara tuvo un accidente laboral no reconocido como tal. "Me operaron de una hernia discal en 2020 --justo me mandaron para casa el día antes del confinamiento--, y tuvo recidiva. En agosto de ese mismo año vieron en la resonancia que la Cx no había quedado bien. Me metieron de nuevo en lista de espera, y en enero de 2022 me quedé sin caminar", relata a Atlántico Hoy.

Después de una semana "en camilla y en el pasillo de urgencias", explica que su historia se hizo conocida a través de los medios de comunicación y agilizó que pudiera subir a planta, pero finalmente cuenta que "tuvo que operarse por lo privado" ante la larga espera. "Yo a esas alturas no movía las piernas, y el dolor era insoportable. Tenía la médula comprometida", narra. Tras su operación y gracias a un médico rehabilitador del Hospital La Candelaria, a quien considera su salvación, fue trasladada a la Unidad de Lesionados Medulares en el Hospital Insular de Gran Canaria, donde estuvo unos meses. 

Empezar de cero

Con esa situación a cuestas, Sara tuvo que aceptar su nueva realidad. "Te enseñan todo de nuevo. A vestirte, a traspasarte a la silla, haces rehabilitación, tienes psicólogo dos veces en semana, te enseñan a sondarte para la orina, etc. Se debería dar más importancia a esa unidad", valora. 

Desde que vive de esta manera –se trata de una lesión medular incompleta en la que se recupera algo de función– tiene que lidiar con la falta de consideración hacia las personas con movilidad reducida, encontrándose desde hospitales y centros de salud con problemas de accesibilidad e incluso coches aparcados junto a rampas de acceso para personas en silla de ruedas, impidiendo su paso. "La gente piensa que todo es accesible y la realidad es otra. Todavía queda mucho trabajo por hacer, desde la sociedad a las administraciones públicas". 

"Un perro de asistencia me cambiaría la vida"

El camino ha sido duro para Sara, que casi siempre depende de otra persona para hacer cualquier labor. "No puedo estar todo el rato pidiendo ayuda, y por ello tener un perro de asistencia me cambiaría la vida. Se le puede enseñar muchas habilidades que me ayudarían en el día a día, desde que me alcance la medicación hasta abrir y cerrar puertas", cuenta. Se puede acceder a la campaña a través del siguiente enlace: https://www.migranodearena.org/reto/un-perro-de-asistencia-para-sara