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Plataneras de Tenerife / PEXELS

Segunda vida para las plataneras: la ULPGC descubre que su fibra sirve para materiales mas fuertes

Este trabajo abre la puerta al aprovechamiento de dos residuos que hasta ahora no tenían salida industrial en canarias: el plástico de los tapones y la fibra del raquis

A.O.

Combinar plásticos reciclados provenientes de tapas de botellas con fibras naturales extraídas del raquis del plátano (el vástago o tallo de la piña) da lugar a un composite de plástico con mejores propiedades mecánicas, según revela un estudio elaborado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

La investigación, realizada en colaboración con las Universidades de Girona y Pompeu Fabra de Barcelona, es la primera que examina la posibilidad de que plásticos reciclados de tapones de botella converjan en un mismo material con residuos de las plataneras, proporcionando materiales más resistentes, rígidos y sostenibles, ha informado en una nota este lunes la ULGPC.

Propiedades del compuesto

Los autores del estudio han analizado las propiedades mecánicas, térmicas y estructurales de este nuevo compuesto, que da lugar "a una alternativa competitiva frente a materiales tradicionales" y destaca por su potencial en sectores como el embalaje, la construcción o la automoción, "que cada vez demandan materiales más sostenibles", así como el papel que este tipo de materiales puede desempeñar "en el impulso de la economía circular y la preservación del medio ambiente".

"Este trabajo abre la puerta al aprovechamiento de dos residuos que hasta ahora no tenían salida industrial en las Islas: el plástico de los tapones y la fibra del raquis, especialmente abundante en Canarias dada la extensión del cultivo del plátano", ha informado la ULPGC.

El estudio

El estudio ha sido dado a conocer en la revista Journal of Cleaner Production y cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación.

En él han participado los investigadores de la ULPGC Mario Monzón Verona, Rubén Paz Hernández y Raquel Ortega García, junto a expertos del Grupo de Investigación LEPAMAP-PRODIS de la Universidad de Girona y de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático de la Universidad Pompeu Fabra.