Una patología juvenil tenebrosa: la adicción a las nuevas tecnologías y ludopatía

Entrevista Exclusiva al Catedrático de Psicología de la ULL que dirige el Programa de Intervención Desenrédate, uso responsable y saludable de las nuevas tecnologías.

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Más de treinta años en la Universidad, tanto en la docencia como en la investigación. Se llama Juan Capafons y es Catedrático de Psicología de la Universidad de La Laguna. Como experto en las Islas Canarias acudimos a él para hablar de adiciones a las nuevas tecnologías en la población juvenil.
Lidera el Programa de Intervención Desenrédate, uso responsable y saludable de las nuevas tecnologías. Lo hacemos precisamente en los días en que hemos conocido que la Comunidad de Madrid contará a partir de enero con un centro pionero en todo el país de desintoxicación para jóvenes que sufren adicción.
Sus palabras son contundentes cuando habla de los riesgos y de las variables asociadas para sufrir la doble patología que más le preocupa. En unos días ofrecerá una rueda de prensa con los Consejeros de Educación y Sanidad, junto al grupo Desenredados, para informar a la población del estudio que realiza.
Y en el medio digital AtlánticoHoy nos da un adelanto de la situación en Canarias. Comenzamos la entrevista.
 
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Juan Capafons | TWITTER
 
El descontrol o ser esclavo del uso de la tecnología, bien sea a través de un móvil o un PC durante largas horas, ¿qué consecuencias está teniendo en el comportamiento?
Es una nueva esclavitud, igual que uno puede ser esclavo de la cocaína o del alcohol o de las apuestas. Pues también uno ahora puede acabar siendo un esclavo de las nuevas tecnologías. Y, por tanto, pierde su libertad y su control.
¿Qué síntomas puede delatar a las familias que algo está pasando con su hijo/a?
Esto es muy importante, porque no es una cuestión de tiempo. Por ejemplo, aunque sea una tontería, si uno trabaja como telefonista pues está siete horas al teléfono y, por eso, uno no es adicto. Entonces el factor tiempo, lo cualitativamente cuantitativo, es decir, lo objetivo, es muy difícil que sea suficiente como síntoma. Los síntomas son -por eso decía que no es que esté mucho tiempo al teléfono, sino que estuviera doce o catorce horas- la dependencia (y es menos transparente), es decir, la sensación de que no puede estar sin ese instrumento, que, por ejemplo, no puede estar sin batería y que no va a determinados sitios porque no tiene wifi. El segundo, es la tolerancia. Si antes se satisfacía con una o dos horas conectado al ordenador, al videojuego o chateando en una red social, pues ahora necesita cuatro horas y al cabo del tiempo necesita seis. Cada vez necesita más dosis para el mismo efecto. El tercer síntoma es que le perjudica a su vida cotidiana, porque empieza a perder las relaciones sociales, las relaciones con su familia y empieza a tener enfados -bien por gastar mucho, porque necesita más megas- y que descuida sus responsabilidades laborales o académicas.
Evidentemente las nuevas tecnologías enriquecen y no las vamos a anular
Unos 6.000 jóvenes, entre 12 y 17 años, se han entrevistado con el programa de la Dirección General de Salud Pública que usted dirige. Las cifra de un 8% de jóvenes que sufren dependencia ¿es una cifra elevadas para tomar consciencia por lo que usted conoce?
No son elevadas si las comparamos con otros estudios similares. No es más preocupante Canarias que otras Comunidades Autónomas u otro Estado o nación del primer mundo. Pero desde luego son cifras cuanto menos preocupantes, donde las autoridades tienen que tomar medidas, y ya se está haciendo, tanto ahora de divulgación, como hemos intentado nosotros, como de preparar a profesionales que sepan después cómo tratar a estas personas. Obviamente lo que no podemos hacer es, porque haya, por ejemplo, accidentes de coches, suspender los coches, o porque hay accidentes de aviones, no permitir volar. Evidentemente las nuevas tecnologías enriquecen y no las vamos a anular . Pero sí tendremos que seguir trabajando para que ese porcentaje, de verdad, quede reducido a cero para que nadie sufra la lacra del mal uso de las nuevas tecnologías. Por lo tanto ¿Es alarmante? ¿Es desesperante? No, pero sí es preocupante y creo que deben tomarse medidas que ya han empezado.
Aunque a veces está desacreditada, yo sigo creyendo en el poder de la información y de la palabra. De acercarse a la persona y de transmitirle el buen pulso de algo. Eso es lo primero, yo sigo creyéndolo.
 
¿Qué es lo más que le ha llamado la atención sobre los límites de hasta dónde puede llegar el transtorno?
 
La correlación con algo muy preocupante que es que nos encontremos ya con menores de 18 años,  y estamos hablando de chicos de catorce años, que están inmersos en los juegos de azar en la red. Eso es lo que a mi personalmente me preocupa. Porque significa que vamos a tener una doble patología: la adición a los videojuegos, a internet, y a la adición a la ludopatía que es bastante tenebrosa el sufrirla. Esto es muy preocupante y ya se lo he trasladado a los responsables políticos. A partir de ahí casos aislados sí, de gente extraordinariamente violenta cuando se enfrentan a tenerlos una temporada sin poder jugar para que se desintoxiquen. En algunas ocasiones se necesitan diez, quince o veinte días. Hablamos de comportamientos violentos como, por ejemplo, de tirar cosas, y no de casos de agresión en el entorno familiar.
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Joven en pleno uso de videojuegos | IMAGEN DE LA RED
La concienciación es vital ¿Y cómo se consigue eso en una población muy joven?
Llevamos dos años y pico yendo a los colegios de las siete islas y yo estoy muy satisfecho, sin caer en el optimismo ni el triunfalismo. Porque algunos chavales, tras estar allí, nos han dicho después “pues esto lo estamos haciendo, puesto en esto no te estamos haciendo caso”. Aunque a veces está desacreditada, yo sigo creyendo en el poder de la información y de la palabra. De acercarse a la persona y de transmitirle el buen pulso de algo. Eso es lo primero, yo sigo creyéndolo.
Hay autores que esto lo desacreditan más, y esto no se queda en nada. Pero nuestros datos no dicen eso, al fin al cabo estamos en la Universidad y hemos hecho un trabajo riguroso y los resultados son contundentes de que este tipo de talleres están funcionando. Y luego viene el día a día en las casas, el de hablar, porque es una principal herramienta para los jóvenes que no están en alto riesgo.
Si ya están en alto riesgo de adicción, lo que tienen que hacer es acudir a un profesional. Esto no lo pueden demorar, porque la familia debe recurrir a un psicólogo o psiquiatra para que le pueda asesorar y no cometer errores. Pero si no es el caso de adición, sino que tiene trece o catorce años y se está acercando a las nuevas tecnologías, pues hablarles, enseñarles e instruirles, tanto de lo bueno de las nuevas tecnologías como también de lo malo, es decir, que sepan los riesgos. Como las redes sociales que, al mismo tiempo, pueden ser maravillosas o claramente perversas.
 
 
En la comunidad de Madrid, el próximo enero, comenzará un centro pionero para tratar la adicción de los adolescentes a las tecnologías ¿Una iniciativa a copiar?
Es muy buena, y nos parece muy bien. De hecho aquí, por parte de las Consejerías como la de Educación, Sanidad y Asuntos Sociales, las tres por distintas vías, están muy interesados en tratar tanto el tema de las nuevas tecnologías o como ese otro tema que nos preocupa, que es el ciberacoso; sobre todas las “perversiones” que se desencadenan, me consta que desde las Consejerías hay interés. Ojalá se haga ese Observatorio pendiente y se pongan en marcha esos núcleos de expertos que estén al alcance de la población, y a los que se pueda recurrir. Enhorabuena a la Comunidad de Madrid. Y espero que Canarias no se quede muy atrás. Esperamos que al final de este mes tengamos una rueda de prensa con los Consejeros de Educación y Sanidad, junto al grupo nuestro Desenredados, para transmitir información a la población.
 
¿Nos puede adelantar algo de los resultados del programa Desenredados?
 
Hemos duplicado un total de unos 9.000 jóvenes, y los resultados son francamente buenos. En el sentido de detectar estos problemas con una población localizada de unos 9.000 los porcentajes pudieran ser muy representativos de la población general juvenil de esos 100 mil jóvenes entre 12 y 16 años. El detectar ya ha sido un logro, y detectar peculiaridades psicológicas asociadas y saber qué variables repercuten más y menos. Y eso ya lo tenemos. Pero la segunda parte es haber elaborado una guía informativa y valorarla. Hemos tenido un grupo control y un grupo experimental: los resultados han sido contundentes. Las personas que participan en esos talleres incrementan una actitud más positiva, no de no uso, sino de un buen uso de las tecnologías. Esto no es la panacea, pero es un paso que yo valoro, que la Dirección General de Salud Pública lo viera. Y que bueno, nos lo encargaran a los colegios oficiales de psicólogos y ha sido un honor poder hacerlo.
¿Qué variables psicológicas pueden estar determinando en caer a la adición?
Pues la baja tolerancia a la frustración, el bajo control de estrés, la propia autoestima, los estados de ansiedad o de abatimiento. Eso lo pudimos medir, y evidentemente son estudios generales ya que no es precisión clínica como sería un diagnóstico específico, en un set correcto. Pero al nivel que se ha hecho, de gran grupo, los resultados son dignos de tenerlos en cuenta. No son novedosos, pero si son confirmatorios donde la población más afectada tiende a tolerar menos la frustración, controlan menos la ansiedad. Por tanto, puede ser recomendable no solo una intervención focalizada en el uso del móvil o de las redes, sino teniendo en cuenta variables psicológicas que le ayuden al mejor control de las nuevas tecnologías.
Próximo centro pionero en MadridLa Comunidad de Madrid tendrá desde enero un centro pionero para tratar la adicción de los adolescentes a las tecnologías, en el que los jóvenes de 12 a 17 años y sus familias serán asesorados o recibirán terapia con especialistas para abordar el uso inadecuado o abuso de móviles, internet o videoconsolas.La presidenta regional, Cristina Cifuentes, ha anunciado la puesta en marcha de este centro, que contará con un presupuesto inicial de 330.323 euros y que tendrá seis terapeutas y un coordinador, aunque la plantilla y los horarios de funcionamiento se modificarán en función de la demanda.Cifuentes ha explicado que el uso abusivo de las nuevas tecnologías puede tener "consecuencias muy negativas, sobre todo para los adolescentes", con efectos como el aislamiento social, el bajo rendimiento académico, la suplantación o pérdida de identidad, contacto de riesgo con desconocidos, acceso a contenidos inapropiados o problemas como el ciberbulling, sexting y grooming.Para tratar esta adicción, la Comunidad quiere crear este centro especializado, "pionero" en España, según la presidenta, en el que se ofrecerá un servicio de asesoramiento, prevención e intervención psicopedagógica a través de técnicas de terapia grupal combinada con sesiones individuales de evaluación y atención específica, además de actividades formativas y divulgativas.Los potenciales usuarios del centro serán los adolescentes de 12 a 17 años -y sus familias- que hagan un uso inadecuado o abusivo de estas herramientas, y que residan en alguno de los municipios de la Comunidad.Terapia grupalEn concreto, en el centro se desarrollarán procedimientos de terapia grupal con un mínimo de cinco miembros y un máximo de quince, con una periodicidad mínima semanal, acompañada por el seguimiento individualizado de la intervención con cada adolescente y complementada con la celebración de sesiones con la familia.Durante la terapia grupal se trabajará el área comportamental (horarios, sueño, afectivo/emocional, miedos o complejos), el área cognitiva (toma de decisiones, conflictos o valores) y el área social (identidad social, grupos de referencia, estereotipos o prejuicios).De momento el objetivo es "que eche a andar" una iniciativa que, según ha dicho, también quieren poner en marcha otras comunidades autónomas y el Estado."Se trata de un programa piloto, experimental, y estamos convencidos de que va a tener éxito, va a cubrir un vacío y permitirá que, con la experiencia, se pueda llegar más jóvenes", ha insistido la presidenta