La crisis habitacional en Canarias también está pasando factura a la salud mental de la población de las islas. Así lo revela el nuevo informe publicado por el Observatorio de Derechos Sociales de Canarias (ODESOCAN), que establece una relación directa entre el aumento del precio de la vivienda y la creciente prevalencia de trastornos psicológicos en el Archipiélago.
El encarecimiento de los alquileres frente al escaso aumento de los salarios, así como otros factores, desde las más de 200.000 viviendas vacías y las más de 50.000 turísticas, y la presión del turismo han provocado que por cada euro que sube el coste del alquiler, se incrementa la ansiedad, depresión e insomnio de los canarios y canarias.
El alquiler no para de subir
Según los datos recogidos en el estudio, en los últimos quince años el precio del alquiler en Canarias ha aumentado un 91,9%, pasando de 518€ en 2010 a 994€ en 2025. Este incremento desproporcionado respecto al crecimiento de los salarios —que solo ha sido del 28,6%— ha generado una brecha económica que sitúa a Canarias como la tercera comunidad con mayor desigualdad entre ingresos y coste de vivienda.
Asimismo, la posibilidad de acceder a una vivienda en propiedad se ha vuelto un objetivo cada vez más inalcanzable para buena parte de la población joven. ODESOCAN expone que una persona necesitaría comenzar a trabajar a los 10 años de edad para poder independizarse a los 26, la media europea de emancipación, si se considera un ahorro mensual del 20% del salario mediano.
La edad media de emancipación en el Archipiélago se sitúa en los 30 años. La proyección explicada en el estudio evidencia el desfase entre los ingresos reales y el precio de acceso a una vivienda. Así, la brecha entre las expectativas de vida adulta y la realidad económica se convierte en un factor más de estrés y frustración, con un claro impacto sobre la salud mental de la población canaria.
La presión turística
El estudio también vincula esta situación a la presión del turismo. Con una densidad turística 4,7 veces superior a la media nacional, las Islas se enfrentan a una transformación del mercado inmobiliario donde muchas viviendas se destinan al alquiler vacacional, reduciendo drásticamente la oferta residencial y elevando los precios para la población local.
El análisis de ODESOCAN demuestra que por cada millón de visitantes que recibe una comunidad autónoma, el precio del alquiler aumenta en 0,32 €/m². Además, las comunidades con mayor afluencia turística (más de 5 millones de visitantes anuales) presentan un precio medio del alquiler de 11,5 €/m², frente a los 7,9 €/m² de aquellas con menor presión turística.
Problemas de salud mental
Ante toda esta situación, la entidad calcula que más de 473.000 personas en el archipiélago están en riesgo de no poder afrontar los gastos relacionados con su vivienda. Esta situación de estrés constante se traduce en un incremento de los trastornos mentales, especialmente entre mujeres, que enfrentan mayores dificultades debido a la precariedad laboral y las responsabilidades asociadas al cuidado familiar.
De hecho, una de cada tres personas en Canarias acude a atención primaria por motivos relacionados con la salud mental. Y lo más alarmante: por cada euro que sube el precio del alquiler por metro cuadrado, la prevalencia de trastornos ligados a la salud mental aumenta en 0,74 puntos porcentuales, según el análisis estadístico realizado por ODESOCAN.
Falta de ayuda psicológica
Además, la respuesta institucional, en cuanto al aumento de los problemas de salud mental, ha sido, en palabras del informe, insuficiente. El archipiélago cuenta con apenas 7,02 profesionales de salud mental por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de la media estatal y de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Como consecuencia, se ha incrementado de forma notable el consumo de psicofármacos, en especial antidepresivos e hipnosedantes, en lugar de fortalecer la atención psicológica y comunitaria.
Necesidad de políticas públicas
Si la tendencia actual continúa, ODESOCAN advierte que en 2035 la prevalencia de trastornos de salud mental podría alcanzar el 48,1%, lo que se traduciría en más de seis millones de consultas anuales por esta causa.
Desde el observatorio, se urge a desarrollar políticas públicas integrales que aborden simultáneamente la crisis de vivienda, el modelo turístico, la brecha de género y el fortalecimiento del sistema de salud mental. Solo así —concluyen— se podrá frenar una emergencia silenciosa que amenaza con cronificarse.
