Las asociaciones culturales LAV Canarias y Pie de Base denuncian que las recientes subvenciones a actividades culturales del Cabildo de Tenerife “dejan fuera” a gran parte del tejido cultural de la isla. Un cambio de criterio en los requisitos de la principal ayuda de la cultura, que los proyectos se ejecuten en 40 días consecutivos y no en 12 meses como hasta ahora, supone, según las entidades, un “filtro” que favorece a los grandes eventos y margina las iniciativas de base.
La nueva convocatoria concede hasta 80.000 euros a propuestas que concentren su programación en ese plazo. “Este año se dio el cambio en las bases, de un año a 40 días”, explica Beatriz Bello, presidenta de LAV Canarias, quien vincula la modificación “a un modelo pensado para festivales”.
“¿Quién se puede gastar ese dinero en tan poco tiempo?”, se pregunta Bello. A su juicio, el Cabildo está “mirando mucho a una cultura de festival”, lo que deja fuera a escuelas, institutos y proyectos de mediación.
Proyectos que ya existen
Desde Pie de Base, recuerdan que los proyectos no se crean para conseguir ayudas, “nosotras trabajamos y tenemos nuestros propios proyectos. Estas subvenciones están destinadas a fortalecer el tejido cultural, no a ponerle más obstáculos”, cuenta a este medio su presidente, Daniel Morales.
Añaden que hay proyectos "que se construyen a largo plazo, que duran porque se toman el tiempo de hacer trabajo de campo y mediación”, y que el tejido cultural empresarial no se mantiene solo por los profesionales del sector, sino porque “si no se sostiene, la ciudadanía pierde cultura”.
En este sentido, recuerdan que durante la pandemia fue precisamente “el arte y la cultura lo que nos salvó del día a día”, subrayando que la cultura no se limita a “ver un espectáculo de danza”, sino que cumple una función esencial para la ciudadanía. “Todo el mundo debería tener acceso a la cultura, y que esto no se entienda desde las instituciones es un problema”, recalcan.
Perder la mitad de la actividad
La lista provisional “admite solo proyectos que llevan la palabra ‘festival’ en su nombre”, dice Bello, que subraya que sin los 35.000 euros que recibían en años anteriores dejarán de programar “la mitad” de su actividad: residencias de artistas emergentes, trabajo con jóvenes migrantes y labores de mediación. “No haber entrado no es un error nuestro, sino del enfoque”, advierte.
El consejero insular de Cultura, José Carlos Acha, defiende que la ayuda se concede “en concurrencia competitiva: gana quien obtenga más puntuación”. Afirma que el presupuesto ha aumentado de 700. 000 a 800.000 euros y que este año “se ha repartido el 100%” de la partida, aunque repartida proporcionalmente a la puntuación, "para llegar a más beneficiarios".
Encaje administrativo
Respecto al límite de 40 días, el responsable insular admite que “es complicado de explicar”, pero lo atribuye a “cuestiones de encaje administrativo”: ejecutar proyectos anuales “no da tiempo a justificarlos” dentro del ejercicio presupuestario. Acha añade que existen “muchas líneas de subvenciones culturales” para empresas y ONG y avanza que el próximo año se plantean “sumar una línea diferente para las residencias artísticas de investigación”.
Morales también alerta sobre el desfase entre las necesidades reales del sector y el ritmo de respuesta institucional. “Nos buscamos la vida para llegar a más personas, pero las instituciones no están yendo a la misma velocidad”, explican.
Mientras, las asociaciones culturales asumen que no habrá nuevas convocatorias hasta junio de 2026 y emplazan a buscar “una solución que no penalice la diversidad del ecosistema cultural” de la isla. Desde la institución insular afirman que la reunión con las asociaciones ya está agendada.