La autopista del Norte (TF-5) vuelve a situarse en el centro del debate sobre movilidad en Tenerife. Aunque su volumen total de vehículos no alcanza el máximo estatal —récord que mantiene la M-40 de Madrid—, los indicadores técnicos que se utilizan para medir la congestión revelan que la TF-5 opera prácticamente al mismo nivel de saturación que algunas de las vías más colapsadas del país.

Los datos más recientes del Cabildo de Tenerife y del Ministerio de Transportes, correspondientes al cierre de 2024, muestran que en su punto más crítico, a la altura del kilómetro 12 (zona de San Lázaro y el parque de Bomberos), circulan casi 110.000 vehículos al día. La cifra podría parecer menor si se compara con los 185.000 que soporta la M-40 madrileña, pero la clave no está en los totales absolutos, sino en la capacidad real de cada carretera.

Por qué la TF-5 sufre más que otras vías

El ingeniero tinerfeño Oliver Castilla, autor de un estudio universitario sobre la saturación de la TF-5, explica en declaraciones a El Día que el indicador más adecuado no es la IMD (Intensidad Media Diaria), sino el Nivel de Servicio (LOS), que relaciona el volumen de vehículos con la capacidad de la vía. Y es aquí donde Tenerife sale perdiendo.

Mientras la M-40 o la GC-1 grancanaria cuentan con tres carriles por sentido en sus tramos más cargados, la TF-5 afronta su mayor densidad con solo dos carriles. Aplicando los modelos técnicos que calculan la ratio entre demanda y capacidad, la diferencia se reduce a casi nada: M-40: coeficiente de 3,08; GC-1: 2,80 y TF-5: 2,75. En la práctica, estos números significan que las tres operan al borde del colapso en hora punta. Pero en Tenerife, donde la autopista tiene menor capacidad estructural, la sensación de embudo se amplifica y se convierte en parte de la rutina diaria de miles de conductores.

Tres tramos al límite

El tramo de San Lázaro no es el único punto negro. Le siguen, en intensidad el de Padre Anchieta - Campus Guajara (con aproximadamente 107.000 vehículos diarios), Alcampo - Hospital Universitario (unos 100.000 vehículos diarios). Todos estos están dentro del municipio de La Laguna y su proximidad alimenta un efecto dominó que se extiende kilómetros arriba y abajo —información que no es nueva para aquellos acostumbrados a coger esta vía diariamente—. 

Algo parecido ocurre en la TF-1, con tramos como Radazul-Añaza o Güímar-Barranco Hondo acercándose a los 100.000 vehículos diarios.

Una isla con más coches que capacidad

Tenerife registra 857.000 vehículos para una población de algo más de 900.000 habitantes. Una proporción insólita en España que, combinada con una red viaria de diseño antiguo y una dependencia profunda del vehículo privado, convierte la movilidad en una de las principales preocupaciones ciudadanas.

Las consecuencias ya no son solo económicas o logísticas: varios estudios asocian los atascos crónicos con estrés, peor salud mental y deterioro del bienestar general.

¿Cuánto tiempo pierde un tinerfeño en la TF-5 al año?

Más allá de los números macro, la pregunta que se hacen miles de conductores cada mañana es otra: ¿cuánto tiempo de mi vida se va en las colas? A partir de estimaciones realistas para quienes utilizan la autopista en horario punta (mañana y tarde), un conductor habitual puede afrontar —siendo positivos— 20 minutos de cola por la mañana y 15 minutos de cola por la tarde. Estos datos proyectados sobre un calendario laboral estándar, que son unos 240 días al año, serían 8.400 minutos al año, 140 horas; 5,8 días completos. 

Es decir, un tinerfeño que usa la TF-5 para ir a trabajar puede perder casi seis días de su vida al año atrapado en la autopista. En los casos más graves —franjas horarias más saturadas o trayectos más largos— esa cifra puede llegar aumentar.

Una realidad insular que pide soluciones

Los datos vuelven a poner sobre la mesa tres factores difíciles de ignorar: el crecimiento casi ilimitado del parque móvil, la incapacidad de la infraestructura actual para absorberlo y el déficit histórico en transporte público y alternativas de movilidad.

La TF-5 no es solo una autopista congestionada: es un reflejo del modelo de desplazamiento de la Isla y de sus desafíos de futuro. Mientras tanto, miles de tinerfeños seguirán sumando, día tras día, minutos que terminan convirtiéndose en horas… y horas que, al final del año, se transforman en días completos perdidos en la misma cola.