El sendero de paz que pocos conocen

Con la llegada del verano, y aunque no tiene nada que ver con las matemáticas, los canarios automáticamente entran en modo ‘¿qué hacer durante los próximos tres meses?’. Más allá de organizar unas vacaciones, que bien pueden ser fuera del Archipiélago o dentro, cualquier fin de semana, o incluso entre semana, es válido para poder disfrutar de las bondades que ofrecen las Islas Canarias en lo que a orografía se refiere.

Y hoy te recomendamos, para empezar, un sendero de dificultad baja y apto para cualquier resistencia. Un paseo que te sumerge en la vegetación del norte de la isla que, a pesar de la cercanía de la carretera, podrás sentirte ‘perdido’ y en un mundo totalmente paralelo y solitario durante aproximadamente la hora y media que dura el recorrido.

Hablamos del ‘Camino la Orilla del Monte’, en la zona de Aguamansa, en los altos de la Villa de La Orotava. Un circuito circular que permite llegar en coche u otro medio de transporte para recogerlo en el mismo punto tras la caminata. Un punto de partida que se encuentra en el Restaurante Aguamansa y al que se llega en vehículo por la TF-21 en su recorrido más largo, pero que se puede acortar, si el vehículo responde, por las empinadas carreteras que suben en línea recta hacia el objetivo.

Tras una pequeña carretera empinada que acaba dando a una propiedad privada, un giro de 90 grados te introduce en el bosque por el que transcurrirá el paseo, dentro del Parque Natural de la Corona Forestal, donde los caminos de tierra te guiarán entre árboles, helechos, pinocha y distintas hojas.

Un sendero cargado de silencio, donde el piar de las aves se convierte en la banda sonora, superando algún motor puntual que se puede escuchar de fondo. Durante el trayecto podrás incluso tomar otras decisiones, como acortarlo o hacer la ruta más larga, pues las indicaciones en cada bifurcación son sencillas de entender en este sendero marcado de color verde.

Hablamos al principio de que con el verano y el buen tiempo a uno le impulsa a salir a la playa o a caminar, pero este paseo en particular -como muchos en la Isla (sobre todo en el Parque Rural de Anaga)- también tiene su encanto si coincide con la entrada de nubes proveniente del norte, creando un ambiente de mayor silencio, con las nubes y el frescor acompañándote y dándole otro sentido a la jornada. ¡Cualquiera de las dos opciones son excelentes para disfrutarlo de cada manera!