Hace unos días, unos bañistas encontraron a un tiburón en la orilla de la playa de Las Vistas, en el sur de Tenerife. Un bañista sujetó al animal para evitar que quedara varado mientras decenas de personas lo rodeaban y grababan la escena. Entre los bañistas consiguieron que volviera al mar, aunque se le observaba nadar con dificultad.
El ejemplar, una hembra de unos dos metros de longitud, fue observado con dificultades para desplazarse y finalmente acabó hundiéndose hasta el fondo marino, donde ahora sirve de alimento a otras especies.
El biólogo marino y divulgador Pablo Martín, de la cuenta de Instagram @pablo.dive, documentó la escena y explicó que el animal no presentaba heridas recientes, aunque sí una cicatriz antigua sobre las branquias. “Lo raro fue verlo tan cerca de la costa; pudo ser algo natural, aunque seguramente tenía un problema interno”, señaló.
Tiburón más rápido
El mako o marrajo (Isurus oxyrinchus) es considerado el tiburón más rápido del mundo, capaz de cazar grandes presas como atunes o pez espada. En Canarias es una especie habitual, aunque a nivel global figura como “vulnerable” en la Lista Roja de la UICN debido a la sobrepesca.
España, de hecho, se encuentra entre los países que más tiburones captura en el mundo, con miles de ejemplares sacrificados cada año, incluidos marrajos, lo que amenaza directamente la supervivencia de estos depredadores esenciales para el equilibrio oceánico.
El biólogo también lamentó que, cuando descendió hasta el cadáver del tiburón, descubrió que alguien ya le había arrancado los dientes. “La verdad que hay gente para todo”, señaló. Martín destacó que la muerte de un tiburón genera un fuerte impacto social, pero recordó que “algo está cambiando cuando la desaparición de un solo ejemplar causa tanto revuelo, mientras la flota industrial continúa esquilmando poblaciones enteras en otros mares”.
El cuerpo del animal ya ha comenzado a ser aprovechado por especies carroñeras como tamboriles. “El océano no perdona, y todo lo que cae en él vuelve a formar parte de la cadena trófica”, apuntó el biólogo.
