Icod de los Vinos vuelve a colocarse en el centro del mapa festivo de Tenerife con la llegada de la Fiesta de las Tablas 2025, una celebración que combina memoria colectiva, deporte extremo y gastronomía local. Cada final de noviembre, vecinos y visitantes se reúnen en torno a una tradición que hunde sus raíces en los antiguos métodos de transporte de madera desde las medianías hasta la costa.
Lo que en su origen fue una práctica funcional —deslizar grandes piezas de tea por calles empinadas— se ha transformado en un evento multitudinario donde las tablas de madera siguen siendo protagonistas, especialmente en la calle Antonio González, más conocida como El Plano, el punto más popular para las bajadas.
Una tradición viva
Las Tablas mantienen un fuerte componente participativo. Jóvenes, mayores y familias enteras se reúnen a lo largo del recorrido para observar o practicar este descenso que convierte las calles de Icod en una auténtica pista improvisada. La cita concentra cada año a miles de personas que siguen defendiendo una costumbre que forma parte del patrimonio inmaterial del municipio.
A esta vertiente festiva se suma un ambiente marcado por la gastronomía local. El descorche del vino nuevo y la degustación de castañas asadas forman parte esencial de la experiencia, creando un punto de encuentro donde bodegueros y vecinos celebran el inicio de la temporada vitivinícola en la comarca.
Programación oficial 2025
La edición de este año vuelve a distribuirse a lo largo de tres jornadas con actividades vinculadas al vino, la música y la tradición:
- 28 de noviembre - 21:00 h. Descorche institucional del primer vino de la cosecha. Lugar: Plaza Andrés de Lorenzo Cáceres
- 29 de noviembre - 19:00 h. Fiesta de los Vinos. Lugar: Calle San Agustín
- 30 de noviembre - 18:00 h. Batalla de Polkas. Lugar: Plaza Andrés de Lorenzo Cáceres
Identidad y territorio
Más allá de la espectacularidad de las bajadas, las Tablas son un recordatorio de la relación histórica del municipio con su entorno natural y sus oficios tradicionales. La fiesta sigue creciendo cada año, pero conserva el espíritu familiar y comunitario que la caracteriza, convirtiéndola en una de las celebraciones más especiales del calendario otoñal de Tenerife.
