Benjamín Reyes defiende la tesis de que el camposanto de San Juan (1814-1983) cuenta la historia de la ciudad de La Laguna en los siglos XIX y XX y la importancia de esta investigación, explica en un comunicado, reside en el hecho de que la documentación sobre la necrópolis lagunera pudo haber desaparecido pasto del fuego a consecuencia de un incendio que se produjo a mediados de los 80.
La investigación va de la ciudad de los muertos a la ciudad de los vivos y primero cuenta la historia del cementerio y luego la de la ciudad desde la Guerra de Independencia (1808-1814) a los accidentes de Los Rodeos (1956-1977), pasando por la Guerra Civil Española (1936-1939).
En Canarias, como en el resto de España, la ley no se acató hasta bien entrado el siglo XVIII y tras muchas devastadoras epidemias como la gripe de 1807, la fiebre amarilla de 1810 y la viruela de 1812, explica Benjamín Reyes.
La primera persona que se enterró en el camposanto de La Laguna fue Juan Rodríguez Toste, el 4 de julio de 1814, y era una persona de orígenes humildes con la que se prosiguió la tradición de poner el nombre al cementerio de la primera persona que era enterrada.
Entre los numerosos personajes históricos que reposan en el cementerio destacan Luis Florencio Román y Machado (circa 1755-1841), que participó en la Gesta de 1797 frente al ataque del almirante Horacio Nelson, donde tuvo una destacada actuación; Alfred Rensonnet y Rensonnet (1868-1921), que fue ingeniero director del primer tranvía de Tenerife, que se inauguró en 1901 y perduró hasta 1956; y José Rodrigo Vallabriga (1876-1965), que proyectó numerosas obras en Canarias y realizó la reforma de la Catedral de La Laguna de 1905.
Niño aguador hacia el 1900
La investigación recupera un registro de 1853 de elefantiásicos (un síndrome que causa el aumento de algunas partes del cuerpo), y que pone de manifiesto que La Laguna era una ciudad poco higiénica, donde existían enfermedades hoy consideradas tercermundistas, detalla el investigador.
Asimismo, se rescatan las historias de los cinco accidentes de Los Rodeos vinculados al camposanto como es el caso de la primera víctima mortal que data de 1956: Emilia Amador, que falleció tras estrellarse un avión sobre su casa en Los Baldíos.
