¿Las Ceras o Las Eras? Vecinos se enfrascan en el debate sobre el nombre original del pueblo

El topónimo de este pueblo costero de Fasnia vuelve a generar polémica entre quienes defienden la supuesta historia y los que mantienen la costumbre actual

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LAS ERAS / IMAGEN DE LA RED
LAS ERAS / IMAGEN DE LA RED

Las Ceras, con C. Es público y notorio que sobre este tema ya en publicaciones anteriores ha quedado argumentado y documentado el rigor histórico para tal afirmación. Es evidente que significar a ese lugar con el nombre actual se debe a un "error". Un "fallo" municipal que un letrero informativo en la autopista ayudó a popularizar en los años 90. Es incomprensible que hoy en día los ayuntamientos responsables sigan sin actuaciones para recuperar este auténtico legado”.

De esta manera, un vecino del pueblo de Las Eras reivindicaba en redes sociales el supuesto nombre original de esta localidad perteneciente al municipio de Fasnia, en el sur de Tenerife. Una petición que generó división de opiniones y cierto nivel de enfrentamiento entre la costumbre actual y el supuesto nombre original del pueblo. ¿Cuál es la verdad?

La historia ayuda, pero sin certeza

Sin certeza absoluta ninguna, la historia la marcan los libros y los textos de los conquistadores. De ahí que los argumentos de antiguas publicaciones sean el fuerte de quienes solicitan regresar al legado original del carismático pueblo costero, aunque desde la postura de enfrente también tienen argumentos.

“Llevo años siguiendo el tema por curiosidad y arraigo y he podido observar cómo se van polarizando las posturas hacia los extremos, cruzando límites insospechados. Si bien es cierto que toda mi vida escuché nombrar al lugar Las Ceras, también es verdad que por ese tiempo otras personas ya se referían a este como Las Eras. Comencé a indagar en profundidad y lo cierto es que he podido observar evidencias en ambos sentidos a lo largo de siglos en diferentes documentos con distinta procedencia, lo cual que me hace dudar ya hasta de mi existencia. El origen del topónimo ya es otra historia probablemente interminable...”

Así se expresaba otros de los ciudadanos que ha querido conocer la historia de la localidad, reconociendo que, como muchas cosas del pasado, no todo queda tan claro.

La versión del historiador Octavio Rodríguez

Una de las fuentes de mayor sabiduría en este contexto es Octavio Rodríguez, actual cronista oficial de Candelaria y Güímar y un experto de la historia del sur de Tenerife. Así, Rodríguez compartió en su blog su postura con respecto a esta dicotomía del topónimo. Una polémica que en ocasiones se torna agria y que le propio Octavio expresa al final de su estudio que no quiere volver a nombrar.

En este sentido, el historiador desarrolla que “el primer problema que surge es la interpretación del topónimo, el origen de su nombre. A veces no ofrece dudas, su procedencia es evidente, pero en otras resulta más confusa y se puede prestar a diversas interpretaciones, como ocurre en este caso”.

Cinco teorías

Así, Rodríguez esgrime que existen cinco teorías sobre el origen del nombre de Las Eras. Que se deriva de la existencia en dicho paraje de varias eras para la trilla del trigo o la cebada cultivada en la comarca; que en épocas pasadas era frecuente la aparición de cera en esta playa, de abeja (de origen desconocido) o de grasa de ballena, que se extraía y era utilizada por la población; que el nombre actual podría haberse degenerado de otro anterior Los Eres, que sería el del barranco que allí desemboca; que el Diccionario de la RAE recoge entre las acepciones de la palabra era es “Suelo apisonado y preparado por los albañiles para majar el yeso, hacer las mezclas, etc.”, siendo la zona receptora de cal de la islas orientales; y que en el minucioso “Plano topográfico militar de la Isla de Tenerife”, confeccionado en 1884 por el capitán de Estado Mayor Julio de Ardanaz, figura con el nombre de Barranco de las Eras el que desemboca precisamente en la playa que hoy lleva ese nombre. Teoría que más le convence.

Asimismo, Octavio expone en su artículo que “se ha insinuado, recientemente, que a lo largo del siglo XX este lugar siempre se llamó Las Ceras y que fue después de la construcción de la autopista del Sur, que entró en servicio en 1970, cuando pasó a llamarse oficialmente Las Eras.

La historia se va a 'Las Eras'

Sin embargo, aclara que “nada más lejos de la realidad” y lo argumenta con que “al celebrarse las primeras Fiestas en honor de Nuestra Señora del Carmen, en los días 1 y 2 de octubre de 1960, que fue organizada por el barrio de La Zarza, la comisión organizadora imprimió un programa en cuyo encabezado se especifica que tendrían lugar “En la Playa de las Eras (Fasnia)”.

Por ello, el historiados considera “muy difícil” pensar que todos los pioneros del caserío desde entonces estuviesen equivocados, cuando colaboraron en la construcción de una plaza y una ermita, así como en la celebración de una primera fiesta en la “Playa de las Eras”.

El censo

“Además -prosigue la valoración de Rodríguez-, cinco años después, en la Guía de la Diócesis de Tenerife del canónigo José Trujillo Cabrera, publicada en 1965, con información suministrada por el párroco de Fasnia, al hablar de la parroquia de San Joaquín mencionaba entre sus pagos: “Las Eras, con once habitantes, a cinco kilómetros, con una capilla”.

Con todo, recuerda que el 29 de diciembre de 1979 el ayuntamiento pleno de Fasnia “acordó incluir dos nuevas entidades de población para el próximo Censo del municipio: Las Eras y Los Roques. Y así ocurrió por primera vez en 1981, “donde Las Eras figuró con 16 habitantes de hecho y 18 de derecho. Desde entonces ha continuado incluido en los distintos censos municipales con ese nombre”, expone.

Las Ceras, un problema fonético

Con respecto a los defensores de Las Ceras, Octavio Rodríguez cree que se debe más a un problema fonético. “Aunque no creemos que sea un argumento válido, en la pronunciación de los topónimos surgen serios problemas. Para ello, debemos tener en cuenta que, hasta hace poco más de un siglo, el 90% de la población era analfabeta, no sabía leer ni escribir, por lo que la información toponímica se transmitía exclusivamente por vía oral. De todos es conocido que el pueblo tiende a simplificar o abreviar el lenguaje, eliminando palabras de los nombres largos, como ocurre con los topónimos oficiales al referirse a ellos (Santa Cruz en vez de Santa Cruz de Tenerife, por ejemplo).

Asimismo, relata que la mayoría de los hablantes canarios, al no saber cómo se escribían los topónimos, “tradicionalmente tendían a pronunciarlos de un tirón, uniendo en una sola palabra incluso los que procedían de más de una (Santacruz)”.

Conclusión

En este contexto, y como conclusión, Octavio Rodríguez analiza que, en el mismo sentido, “la mayoría de los hablantes del sureste de la isla no pronunciaban Las Eras (por separado), ni por supuesto Las Ceras (unidas por dos consonantes), sino Laseras (que ortográficamente es una clara unión de Las Eras)”.

De ahí la confusión con el origen del nombre que, incluso, se ha plasmado en la cartografía, pues los informantes de los cartógrafos (en su mayoría militares) eran pastores o agricultores que en su mayoría no sabían cómo se escribía, sino que pronunciaban el topónimo como se ha indicado y el experto cartógrafo, casi siempre foráneo, interpretaba el nombre a su manera y al plasmarlo en el mapa unos ponían Las Eras y otros Las Ceras.