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Imagen de una playa con bandera roja / CANVA

No es Benijo: esta es la playa de Tenerife que más muertes acumula en la última década

La combinación de altísima afluencia y la sensación de aguas “mansas” genera un cóctel peligroso: más bañistas en el mar y más propensión a bajar la guardia

Las playas, símbolo de ocio y belleza natural, encierran también riesgos que a menudo pasan desapercibidos. Corrientes de retorno, olas de resaca o cambios bruscos de profundidad pueden convertir un baño tranquilo en un episodio dramático en cuestión de segundos.

A estos peligros se suman factores como el frío del agua —que puede provocar calambres—, la presencia de rocas o medusas, así como el exceso de sol o la deshidratación. Y, cuando se combina con comidas copiosas, consumo de alcohol o baños en zonas no vigiladas, la probabilidad de sufrir un accidente aumenta de manera considerable.

Una falsa sensación de seguridad

En Canarias, muchas playas cuentan con diques y escolleras que suavizan el oleaje, proyectando una apariencia de calma que puede inducir a la falsa sensación de seguridad. Este efecto es especialmente evidente entre visitantes y personas mayores que desconocen los peligros reales de la costa.

Por ello resulta llamativo que, en el periodo comprendido entre 2016 y 2025, la playa con más muertes registradas en Tenerife no sea Benijo ni otra del litoral abierto, sino Las Teresitas, que ha acumulado ocho fallecimientos en la última década, según datos de Canarias 1500 Km de costa.

La playa de Las Teresitas

Situada a unos siete kilómetros del centro de Santa Cruz de Tenerife, en el pueblo pesquero de San Andrés, Las Teresitas es la gran playa urbana de la capital. Con más de 1.300 metros de longitud, 80 metros de anchura y una escollera de un kilómetro que amortigua el oleaje, se ha consolidado como uno de los arenales más concurridos y familiares de la isla.

Su fisonomía actual es fruto de las transformaciones de los años 60 y 70, cuando se aportaron unas 270.000 toneladas de arena sahariana y se construyó el rompeolas que todavía hoy define su perfil. La playa fue inaugurada oficialmente en 1973, convirtiéndose desde entonces en referencia del ocio capitalino.

Un cóctel de riesgo

La combinación de altísima afluencia y la sensación de aguas “mansas” genera un cóctel peligroso: más bañistas en el mar y más propensión a bajar la guardia. A ello se suman baños fuera de las zonas balizadas, entradas al agua pese a malestares físicos y nado en horarios sin socorrismo activo.

Los datos insulares y estatales confirman además un perfil de víctima recurrente: varones de mediana o avanzada edad, que sufren paradas cardiorrespiratorias en plena actividad acuática. El caso más reciente se produjo el pasado 3 de septiembre, cuando un hombre falleció pese a los intentos de reanimación avanzada tras ser rescatado por los socorristas.

Socorrista en su puesto de vigilancia en la playa de Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria. / ATLÁNTICO HOY

Comparación con otras islas

En el conjunto del Archipiélago hay enclaves que superan los ocho fallecidos de Las Teresitas. Destacan Costa Calma, en Pájara (Fuerteventura), que ha liderado varios balances anuales, con tres muertes en 2016 y otras tres en 2024, elevando su acumulado de forma significativa.

También El Confital, en Las Palmas de Gran Canaria, aparece de manera reiterada en los listados de “puntos negros”: solo en 2017 y 2024 sumó seis fallecidos, reflejo de un riesgo elevado a lo largo de la serie histórica.

Claves de prevención

La experiencia demuestra que muchos de los accidentes en playas pueden evitarse con medidas básicas de prevención. Estas son algunas recomendaciones:

  • Respetar las banderas y el balizamiento; nunca bañarse con mar de fondo.
  • Evitar entrar al agua si se siente malestar o indisposición.
  • No bañarse solo y, en el caso de personas mayores o con patologías, elegir zonas someras y con vigilancia.
  • Mantener a los menores siempre a distancia de un brazo, pues el ahogamiento infantil es rápido y silencioso.
  • Fuera del horario de socorrismo, extremar precauciones y, en caso de incidencia, llamar al 112 y tratar de flotar con calma, sin luchar contra la corriente.

Una lección pendiente

Las Teresitas seguirá siendo uno de los lugares más icónicos de Tenerife, pero las cifras de la última década recuerdan que incluso en entornos que parecen seguros es necesario mantener la atención. El mar es un espacio de disfrute, pero también exige respeto.

Con hábitos responsables y mayor concienciación, la playa podrá conservar su fama de arenal apacible sin que las estadísticas empañen su imagen de refugio familiar frente al Atlántico.