Nunca llueve a gusto de todos y, aunque por lo general se recibe el agua como un regalo divino, también es cierto que, cuando las lluvias son intensas y sucesivas, llegan a convertirse en un acérrimo enemigo para las personas que viven en situación de sinhogarismo.
“Cuando me desplacé hasta El Médano y vi la situación en la que se encontraba una señora, a 2 Km de la playa, con un metro de lodo y todas sus pertenencias mojadas…, le pregunté, ¿Tú quieres estar así? Y ella me dijo: claro que no, ¿pero a dónde me voy?”, explica Tersi Castro, coordinadora de Unidades Móviles de Atención en Calle para personas sin hogar (UMAC), de Cáritas Tenerife.
Afecciones por las lluvias
Es común que, desde las distintas administraciones públicas, se haga balance de las afecciones por lluvias cuando se superan los umbrales, pero en ningún caso se comunica cómo las personas que viven a la intemperie, en barrancos, cuevas o en infraviviendas, resultan afectadas, quizás porque no se tengan datos.
En muchos casos, ante lluvias como las producidas en las últimas semanas por las borrascas Nuria y Olivier, estas personas pierden las pocas pertenencias que poseen por el agua y el lodo de las escorrentías.
Barro, lodo y desesperanza
“Atendemos a la gente que está a la intemperie, personas que, con la lluvia, han visto sus tiendas de campañas anegadas con medio metro de agua, mojándose todos sus enseres, teniendo que tirarlos debido al barro y la humedad, quedándose sin nada”, comenta la coordinadora de la UMAC y también del Departamento de Vivienda e Inclusión Social de Cáritas Provincial.
“¿Hasta qué punto se puede sostener que estas personas viven en la calle porque quieren?”, pregunta Castro. “Me impacta ver a muchísimas personas con más de 65 años, con problemas de salud física y mental, sin atención médica porque no están ni empadronados ni cuentan con tarjeta sanitaria”
Más de mil personas sin hogar
Según datos de 2023 -y a la espera que se publiquen los de 2024 (con cifras mucho peores con respecto a años anteriores)-, Cáritas Tenerife atiende a 1.147 personas sin hogar a lo largo de la isla -excluyendo a Santa Cruz que tiene sus propias unidades de atención-, detectando más casos de sinhogarismo en Adeje, Arona, La Laguna y Puerto de La Cruz.
“Son personas, con nombres y apellidos. La persona que vemos durmiendo en una plaza tiene una historia de vida que la ha llevado a estar ahí. No son parte del decorado de la ciudad. Hay que ponerles cara, acercarnos y hablar con ellas. Se puede empezar con un buenos días”, sostiene Tersi Castro.
Intervenciones de la UMAC
Las intervenciones de la UMAC se dirigen hacia la atención básica (escucha activa, trámite de documentación, alimentación y asistencia sanitaria) y también en orientar a las personas asistidas e informarlas de recursos a los que pueden acceder.
Posteriormente, ponen en marcha otras acciones encaminadas al acceso a un alojamiento, “porque muchas trabajan y cuentan con ingresos, pero no pueden acceder a un alquiler”
Perfiles
Las personas que viven en las calles de Tenerife responden a diferentes perfiles, correspondiendo el 70% a hombres, un 27% a mujeres y un porcentaje más reducido que se corresponde con personas transexuales. En cuanto a las nacionalidades, la gran mayoría son españoles.
En un 30-45% se trata de personas extranjeras comunitarias, llegadas de países de la Unión Europea (UE) y que se ubican mayormente en el sur de la isla. En otras zonas se encuentran personas procedentes de países extracomunitarios (Venezuela, Colombia y Cuba, entre otros), “pero como cuentan con una red de apoyo no están tanto tiempo en calle”.
Derecho a una vida digna
Las lluvias intensas en Tenerife evidencian la vulnerabilidad de las personas sin hogar, quienes pierden sus escasas pertenencias y enfrentan mayores riesgos de salud y exclusión social.
Es fundamental que las administraciones y organizaciones mantengan su apoyo, ofreciendo recursos adecuados y atención integral para garantizarles una vida digna y segura, especialmente en situaciones extremas como estas.
