Pocos transeúntes imaginan que, bajo la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife, se esconde una de las fortificaciones más antiguas de la isla. En este punto se levantó, a finales del siglo XVI, el Castillo de San Cristóbal, una construcción que marcó el origen de la capital tinerfeña y fue durante siglos el principal bastión defensivo del puerto frente a los ataques enemigos.
Erigido en 1575 para proteger la bahía, este fuerte de planta cuadrada se convirtió en el corazón del sistema defensivo insular, desempeñando un papel decisivo en varios combates históricos.
La batalla que hizo historia
El episodio más célebre ocurrió el 25 de julio de 1797, cuando las milicias locales y los vecinos de Santa Cruz consiguieron repeler el ataque del almirante británico Horacio Nelson, quien resultó herido durante la ofensiva y perdió su brazo derecho.
La victoria frente a la flota inglesa quedó grabada en la memoria colectiva y parte del mérito se atribuye al cañón “El Tigre”, una pieza de artillería de bronce del siglo XVIII que fue clave en la defensa del puerto y que hoy puede contemplarse en el museo subterráneo del castillo.
Un legado bajo tierra
El Castillo de San Cristóbal fue demolido en 1928 para permitir la expansión de la ciudad hacia el mar y la construcción de la actual Plaza de España, símbolo urbano del Santa Cruz moderno. Sin embargo, el destino quiso que su historia no desapareciera del todo.
Durante las obras de remodelación de la plaza en 2006, se descubrieron restos de las murallas originales, lo que llevó al Cabildo de Tenerife a impulsar la creación del Centro de Interpretación Castillo de San Cristóbal, un espacio museístico que recupera la memoria del antiguo fuerte.
El centro de interpretación
El centro, gestionado por el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, se encuentra bajo la propia plaza, con acceso gratuito y horario de lunes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas.
En su interior, los visitantes pueden recorrer los muros originales del baluarte nordeste, de más de siete metros de largo y tres de altura, integrados en una galería subterránea perfectamente acondicionada. Además, el recorrido incluye un audiovisual histórico, maquetas, paneles y piezas originales que narran la evolución de la defensa costera en la isla.
Un símbolo del pasado militar
El Centro de Interpretación del Castillo de San Cristóbal permite revivir la heroica defensa de 1797 y comprender cómo esta fortaleza marcó el desarrollo urbano de Santa Cruz. Su legado también pervive en la Calle del Castillo, cuyo nombre rinde homenaje al bastión que alguna vez se alzó junto al mar.
Hoy, este enclave histórico se ha convertido en una parada imprescindible para quienes desean conocer la historia de Tenerife, combinando patrimonio, divulgación y memoria bajo la superficie de la plaza más emblemática de la capital.