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Tenerife

Valle Colino: "Es vital mejorar la estructura, pero también buscar un nuevo emplazamiento"

El albergue comarcal de animales sigue a la espera de las promesas de las administraciones mientras crece la incertidumbre y la inseguridad para los trabajadores y animales

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Un grupo de perros en el Albergue Comarcal Valle Colino y el portavoz del mismo, Guillermo Alberto Pérez-Andreu. / AH

A la espera de que se firme el nuevo convenio –para este mismo febrero- en el que los cuatro municipios gestores aumentan la inversión en las instalaciones, el albergue comarcal Valle Colino sigue en una situación de emergencia que requiere, además de ese aumento en el presupuesto, otras medidas drásticas para asegurar el bienestar de los animales que allí conviven, así como la de los propios trabajadores.

Y parece, cuenta Guillermo Alberto Pérez-Andreu, portavoz del albergue, que hay unanimidad política entre las instituciones, incluida el Cabildo, administración criticada tanto por Valle Colino como por los ayuntamientos, sobre todo Santa Cruz, por la ausencia de implicación en el albergue ubicado en La Laguna (los otros dos existentes en Tenerife sí los gestiona la Corporación insular).

Objetivo final

“Lo positivo es que el objetivo final de todos los partidos políticos es el mismo: mejorar la situación actual del albergue, darle premura a la firma del nuevo convenio y trabajar paralelamente en la creación de un nuevo albergue que ofrezca las condiciones necesarias a nivel estructural”, expone Guillermo en un contexto que tiene como punto controvertido la moción del vicepresidente insular, Enrique Arriaga, en el pasado Pleno del Cabildo del 27 de enero, para la mejora de las condiciones de las instalaciones.

“Hubo descontento porque se había demandado vías la presencia y colaboración el Cabildo en diferentes momentos y por diferentes y no habían hecho caso. Ahora parece que suena electoralista a escasos meses de las elecciones”, comparte el portavoz de Valle Colino.

Peligro para la salud

Sobre las necesidades del albergue, Guillermo recuerda que “se construyó en 2005 para salir del paso” y se ubicó “en un terreno que no estable”. Tal es así, que hace unos años hubo un desprendimiento por el que el albergue sufrió graves consecuencias. “Hablamos de que corren peligro las vidas de los animales y de los propios trabajadores”, afirma mirando al futuro. “Es vital trabajar en lo que es mantener la estructura, sostenerla y mejorarla y paralelamente buscar un nuevo emplazamiento para Valle Colino”, agrega.

Desde el albergue tienen esperanza en este objetivo, aunque solo son mensajes “verbales” sobre que “están trabajando en la materia y que están buscando esos nuevos emplazamientos”. Sin embargo, el portavoz del albergue aclara que no les han informado nada de las zonas posibles para esa nueva e hipotética ubicación.

Gatos adoptables y no adoptables

Ya hace varias semanas Valle Colino anunció que dejaban de recoger gatos, concretamente los asilvestrados, por la crisis estructural y de espacio que estaba afectando a la salud del resto de animales.

La situación contextual, la explica Guillermo. “Hay una problemática muy grande que se ha reforzado en los últimos tiempos, que es el asunto de las colonias felinas y los gatos ferales. Las colonias no son gatos adoptables, están acostumbrados a vivir en la calle y viven de una determinada manera y no son domesticables”, señala sobre los conocidos como gatos callejeros.

Un grupo de gatos en las instalaciones de Valle Colino. / AH

Morir detrás de unas rejas

Lo justifica porque “llevar a gatos ferales de colonias a un albergue significaría dejarlos detrás de unas rejas a esperar que se mueran, porque no hay forma de que sean adoptables”, insiste.

Parta afrontar esta injusticia para los animales, Guillermo, como portavoz del albergue, señala que han propuesto con diferentes colectivos “que de la mano del colegio de veterinarios, de la administración y de la protectoras, se haga una esterilización masiva de las colonias felinas de la calle y mantener después con el proyecto CER (castración, esterilización y retorno) y de esta manera las colonias se van a ir extinguiendo solas, porque se irán muriendo por edad y no se reproducen”.

Un lugar para gatos

En cambio, respecto a los gatos que sí son adoptables, sí podrán seguir buscando “junto con las administraciones públicas” esa solución para encontrar un lugar donde tengan un espacio en el albergue "adaptado para ellos, con unas condiciones de higiene, salubridad, alimentación y cuidados necesarios”.

En este sentido, Guillermo recuerda que “Valle Colino es un albergue para perros, no para gatos" y señala que "es algo ya insostenible y estamos en esta situación desesperada de remodelación y al mismo tiempo la búsqueda de un nuevo emplazamiento”, repite.

Ante esta grave situación con los felinos, también coge fuerza la cuestión de la construcción de una instalación independiente para los gatos en los terrenos donde se ubica el albergue. “Estamos abiertos a cualquier ofrecimiento. La realidad es que si queremos tenerlos es necesario que tengamos un espacio adecuado, preparado y cumpliendo la normativa para poder tener a esos animales como se merecen y no como pretenden y hemos tenido en los últimos tiempos”, critica.

Más conciencia social, pero muchos abandonos

Sobre la responsabilidad de los ciudadanos, el portavoz de Valle Colino valora que “la realidad es que nos seguimos encontrando una mayor concienciación social, pero seguimos encontrándonos con muchísimos abandonos”.

Así, esgrime que actualmente tienen unos 184 perros, mientras que gatos, que cuentan un límite de 50, ahora mismo han podido bajar a poco más de ese límite, “pero este bajón ha venido después de nuestra decisión de no recoger gatos que no se puedan adoptar”.

En esta línea, apunta que llegaron a tener 335 gatos “y evidentemente es insostenible a todos los niveles y, lo más importante, que los animales sean felices y encuentren familia, porque al final ese es el objetivo de un albergue”, finaliza Guillermo Alberto Pérez-Andreu.