175 años desde que el Padre Claret pisó Canarias por primera vez

"El Padrito", llamado así por los canarios, terminó siendo nombrado compatrono de la Diócesis de Canarias junto a la Virgen del Pino

A. Martínez

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El Padre Claret llegó a Canarias hace 175 años / CLARET
El Padre Claret llegó a Canarias hace 175 años / CLARET

Al oír Claret, puede que a la mayoría de la población de Gran Canaria lo primero que se le venga a la cabeza son los centros educativos ubicados en la capital. No obstante, estos colegios reciben el nombre del Padre Claret, también conocido en las islas desde el cariño como “El Padrito”. 

Esta figura llegó a Canarias hace 175 años y, a pesar de solo estar en el Archipiélago durante un año, desde 1848 a 1849, la huella que dejó en las Islas fue significativa, como así reflejan los múltiples centros de educación. El 24 de octubre, además, se conmemora su muerte hace 153 años. 

Predicó en las islas

Con motivo de la rebelión armada que se vivía en Cataluña, el Padre Claret, llamado San Antonio María Claret, no pudo continuar con su predicación allí, por lo que su obispo lo envió a Canarias. En marzo de 1848 llegó al Archipiélago y recorrió las islas durante 15 meses. 

Primero predicó en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife para luego trasladarse a Gran Canaria y posteriormente a Lanzarote. Estuvo presente en varios pueblos de las islas como Telde, Agüimes, Ingenio, Tejeda, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Moya, Teror, San Mateo, Santa Brígida, Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana, Teguise y Arrecife.

Iniciativas sociales

En su estancia en Canarias, según se ha recopilado de su historia, abordó diversas iniciativas sociales con el objetivo de mejorar la vida de los canarios más desfavorecidos, luchar contra la esclavitud y denunciar la corrupción de las instituciones. 

El poeta Ignacio Quintana, nacido en Teror y primer pregonero de las Fiestas del Pino, escribió sobre “El Padrito”: «Tienen todas las sendas grancanarias/El sello de los peregrinos/Y hay en el polvo aún de los caminos/Unciones de sus manos sermonarias… Hoy con la lira de poeta acudo/Ante tu exaltación, Claret divino,/Andante caballero, peregrino/Don Quijote de Dios, ¡yo te saludo!»

Compatrono

A pesar de estar poco más de un año, Claret también se enamoró de las islas y su gente: “Estos canarios me tienen robado el corazón… será para mí muy sensible el día en que los tendré que dejar para ir a misionar a otros lugares, según mi ministerio”.

El año siguiente a su marcha del Archipiélago, estuvo en Cuba, donde fue nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba (1850-1857). Este hecho imposibilitó que fuera nombrado Obispo de Canarias. No obstante, se le nombró, poco después de su canonización, en 1951 se le reconoció compatrono de la Diócesis Canariense (provincia de Las Palmas) juntamente con la Virgen del Pino.

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