En el archipiélago canario existen nombres con un origen tan antiguo como fascinante. Uno de ellos es Atidamana, un nombre femenino que únicamente se conserva en Canarias, con menos de 20 mujeres que lo portan actualmente según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este nombre no solo destaca por su rareza, sino también por su poderosa historia ligada a los primeros líderes de Gran Canaria.

Attidamana fue, según diversos cronistas históricos, una figura clave en la unificación política y territorial de la isla. Su historia, recogida por Fray Juan de Abreu Galindo en su obra Historia de la Conquista, la describe como una doncella nacida en Gáldar, muy respetada por su comunidad debido a su carácter justo y conciliador. En tiempos en los que las mujeres eran apartadas de la toma de decisiones, Attidamana consiguió mediar en conflictos y liderar con firmeza, hasta que su autoridad fue cuestionada por razones de género.

Fundadora de un reino

Lejos de aceptar esta pérdida de influencia, Atidamana se unió en matrimonio con el capitán Gumidafe, y juntos iniciaron una serie de campañas que culminaron en la consolidación de un único mando sobre toda Gran Canaria. Así, fundaron lo que se considera una forma de monarquía insular, y su hijo Artemi llegaría a ser guanarteme —máxima autoridad indígena— durante los primeros contactos con los conquistadores normandos a principios del siglo XV.

Este hecho sitúa la unificación de la isla en algún momento de la segunda mitad del siglo XIV, mucho antes de la llegada definitiva de los castellanos. Attidamana no fue solo una figura simbólica: fue una líder militar, política y social, reconocida incluso por cronistas europeos.

Significado del nombre

El nombre Attidamana, según el filólogo Juan Álvarez Delgado, podría derivar de una raíz tuareg: at-ti-taman-at, que se traduce como "la ansiosa" o "la precipitada". Lejos de tener una connotación negativa, este significado refleja una personalidad decidida y con iniciativa, una mujer adelantada a su tiempo que tomó decisiones cruciales para el destino de su pueblo.

Con variantes como Andamana, Andanama, Antidamana o la propia Attidamana, este nombre es una auténtica joya del patrimonio cultural canario. Un nombre que encierra historia, poder y legado, y que continúa siendo un símbolo de identidad para quienes lo conservan en la actualidad.