Cueva Pintada transforma una vivienda indígena recreada en el parque arqueológico

La intervención ‘Templo de la Memoria’ se ha desarrollado en el interior de una de las réplicas de vivienda prehispánica

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Recreación en Cueva Pintada. / Cabildo de Gran Canaria
Recreación en Cueva Pintada. / Cabildo de Gran Canaria

Memoria de un lugar, memoria del ser y memoria vegetal son las tres líneas de trabajo sobre las que el conocido artista visual grancanario Cristóbal Guerra ha sustentado la intervención artística que propone en una de las viviendas indígenas recreadas en el yacimiento del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, de Gáldar. ‘Templo de la Memoria’ es el título de la propuesta que se presenta el día 9 de febrero, a las 19:00 horas, con entrada libre y gratuita.

La intervención Templo de la Memoria se ha desarrollado en el interior de una de las réplicas de vivienda prehispánica próximas a la Cueva Pintada. “Hemos recubierto todas sus paredes con bastidores y lonas como soporte, intensificando el diseño de la planta cruciforme de las viviendas aborigen”, explica Cristóbal Guerra, impulsor de la iniciativa.

El proyecto artístico de Guerra, se ha podido llevar a cabo a partir del panelado del interior de una de las construcciones que recrea el yacimiento. El resultado es un mural continuo de 60 metros cuadrados, realizado con pintura acrílica. La intervención permanecerá en el interior de la vivienda indígena y formará parte del recorrido de visita habitual del Museo y Parque Arqueológico hasta el próximo 31 de agosto.

El artista Cristóbal Guerra. / Cabildo de Gran Canaria
El artista Cristóbal Guerra. / Cabildo de Gran Canaria

Viviendas prehispánicas

El objetivo es partir de la costumbre de pintar el interior de muchas de las viviendas prehispánicas existentes en el yacimiento y, por supuesto, la propia Cueva Pintada, para representar artísticamente el universo natural en el que se desarrollaba la vida de las primeras poblaciones de Gáldar.

“Sabemos que la energía que desprende el friso policromado de la cueva se asemeja para muchos de nosotros a un cerebro de toba volcánica donde se guarda la memoria colectiva de los habitantes de este antiguo poblado. Hemos querido representar esa magia neuronal y vegetal”, explica el artista y viticultor galdense.

Este proyecto es la culminación de tres décadas de trabajo vinculado con su propia memoria sentimental, con la transformación de su ciudad, Gáldar, a la vera de las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo desde los años 70. “Las simbologías prehispánicas como las pintaderas, las cerámicas, los nombres, los yacimientos, los restos aborígenes están muy presentes en toda la actividad cultural de nuestro municipio”, recuerda Cristóbal Guerra.

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