Jerónima de La Vega, Catalina “La Ratona” y Francisca de Báez fueron tres mujeres juzgadas y condenadas por brujería en diferentes momentos de la historia de Canarias. Ahora, el músico tinerfeño Fran Baraja las ha traído de vuelta en el videoclip de su nuevo tema Me quedo en paz (MQEP), un homenaje a una persona muy especial de su vida y que ve la luz coincidiendo con el día de Finados, o de Finaos, una tradición que compite con Haloween y se celebra en sobre las mismas fechas en Canarias.
Sin disfraces, pero con castañas, las nuevas generaciones están volviendo a poner en boca de la mayoría de los canarios este día, como "respuesta al globalismo imperante que intenta meterte la cultura sajona", cree Baraja. "En mi casa, en La Cuesta, un barrio obrero de La Laguna, el día de los difuntos se iba al cementerio a enramar la tumba de la bisabuela, una velita con un retrato y poco más. Ahora ese día bebo vino y como castañas, conviviendo con calabazas brujas y zombis". Un "quilombo global".
Las tres brujas del videoclip, al que han precedido varios vídeos en redes sociales al estilo de una pequeña novela, son invocadas por el cantante en los primeros segundos, para que le ayuden a superar "un duelazo", tal como lo define una de ellas, representada por la humorista tinerfeña Jésika Rojano. A las otras dos las encarnan las artistas Pili soy yo y Alicia Rodríguez. Tres personalidades distintas que ayudan a Baraja a contar una emotiva historia de duelo, aceptación y homenaje.
En el vídeo, Baraja recorre distintos parajes de La Laguna, desde San Lázaro hasta Tegueste y Anaga, siguiendo un hilo rojo que las tres brujas le tienden. Ese hilo, explica, simboliza la vida y el duelo: “Es una mezcla entre los finaos y Halloween, un cuento inventado para el siglo XXI" Representa el momento de dejar ir a las personas”.
“No hacía falta ir lejos. La Laguna tiene todos los ecosistemas y además así contaminamos menos —dice entre risas—. La ecología fue una excusa, pero sobre todo fue por presupuesto”. Con su habitual ironía, Baraja reconoce las limitaciones de las producciones independientes en Canarias, pero también celebra el resultado: una pieza sencilla, emocionalmente poderosa y cargada de símbolos.
Un sonido diferente
El tema es el adelanto del nuevo trabajo que verá la luz en 2026, fruto de la colaboración con Zukoabega Producciones. “Después de años reinventándonos, ahora estamos formando una nueva senda de sonido. Siempre hemos pasado de un estilo a otro: rock, folk, electrónica... Lo importante es no prejuzgar ningún género. Los estilos son como los idiomas, y todos tienen algo que decir”.
“Quería que lo escuchara la mayor cantidad de gente posible. Tiene una estructura comercial, porque tiene un estribillo que creo que pega", dice sobre el tema con el que ha trabajado con Raico Mejía y Yeray Herrera en el estudio Taco 17. "La mezcla final la hizo Luis del Toro en Madrid. Suena diferente porque hay otras mentes ahí, no solo la mía”.
Musicalmente, MQEP lo define como "un mundo musical propio, basado en conocimiento, sonoridades e instrumentos que vivo y toco de primera mano, pero metiéndole un poco más de fantasía". Después de haber mezclado las canciones tradicionales canarias todo tipo de géneros como rock, blues, jazz, electrónica "me cansé de algo que ahora vuelve a estar muy de moda; versionar los mismos clichés de la música canaria, con una técnica armónica y tecnológica excelente, pero a veces desde un punto de vista más ideológico que cultural".
Beber de la tradición
Fran Baraja ha llevado la tradición canaria como bandera desde el inicio de su carrera, hace unas dos décadas y con más de 10 trabajos publicados. Eso sí, sin tratarla como un objeto de museo, sino más bien toqueteándola y huyendo de los estereotipos del folclore. Sin ir más lejos, su imagen habitual es con un cachorro, un sombrero tradicional canario, y una manta esperancera... con print de leopardo. “Si adaptas una folía y nadie más puede cantarla, ¿qué tiene eso de popular?”.

Contribuir a la cultura canaria es para el músico una cuestión de supervivencia: "No decidí centrarme en ella, surgió solo. Desde que mi padre me enseñó a tocar el timplillo, pasando por las agrupaciones folclóricas, hasta ahora, que llevo veinte años mezclando géneros”. Ya de pequeño, "en vez de juegos de la Mega Drive pedía instrumentos", ahora ha pasado por escenarios tan variados como "la mismímisa calle", salas, bares o festivales con 20.000 personas. Incluso en sus primeras etapas, "cuando nos creíamos punkys laguneros, ya aparecía el zurrón del gofio, o unos Aires de Lima con letras y distorsiones muy bizarras".
"Parece broma, pero el sitio más difícil del mundo para la música canaria, es Canarias. O la tarta es muy pequeña y somos muchas bocas, o hay muchas bocas y la casualidad que siempre hay gente que viene con tenedor desde la casa y desde la cuna", ironiza el músico. "Por fortuna, después de muchos años de trabajo esfuerzo y meter la turra continúa, empiezo a disfrutar de la servilleta, ahora solo me falta un poquito de mojo en mis papas. Si lo hubiera decidido y premeditado me hubiera comprometido en una misión más suicida todavía".
Alerta spoiler
Hasta el final del vídeo no se sabe quien es la persona por la que Baraja realiza este el ritual. El momento de la revelación es el de más emoción: "Si ves este videoclip y no lloras estás muerto por dentro. Yo lloro las 50.000 veces que lo he visto, y eso que sé lo que va a pasar ya que lo escribí yo".
A riesgo de fastidiar el final de quien no lo haya visto, de quien se trata es de su abuela Rosalía, natural de San Andrés, en Santa Cruz, y que vivió durante más de 10 años en Venezuela, como tantos otros canarios de esa época. Sus nietos la apodaron Motoyeya (en referencia al disco Motomami, de otra Rosalía famosa) y les dejó hace un año. El hilo rojo marca la senda que lleva a tomarse el "último buchito de café" con ella. Un camino a la vez hacia el reencuentro y la despedida.
Baraja reconoce que se "ha quedado bastante en paz" con el resultado. “Como no creo en dios, me gasto el dinero en un videoclip para homenajearla”.
Este mismo sábado 25, Baraja participará en un concierto especial con la Big Band de Canarias, eh dirigida por Quique Perdomo, en Breña Alta, La Palma. Y el día 30 de noviembre, en Icod de los Vinos, una nueva edición de la Batalla de Polcas, un evento que aúna como toda su obra tradición y modernidad y del que es impulsor. Todas sus actuaciones pueden consultarse en sus redes sociales Pero sobre si este año formará parte o no de la Noche en Blanco de La Laguna, hay incógnitas, porque "a mí la polémica me persigue".