En el habla popular de Canarias hay términos que trascienden su significado literal. Son expresiones que no necesitan traducción para quien ha nacido o vivido aquí, pero que pueden desconcertar a quienes las escuchan por primera vez.

Una de ellas, tan habitual como espontánea, se ha convertido en una especie de muletilla cultural que sirve prácticamente para todo: reaccionar, saludar, sorprenderse, o incluso soltar una indirecta.

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La fuerza de un solo sonido

Hablamos de "chos", una expresión que, dicho así, puede parecer menor, pero encierra un torrente de emociones. Dependiendo del tono, la situación o el alargamiento final (ese típico "chossssss"), puede usarse para expresar asco, sorpresa, enfado, complicidad o pura alegría. Y no es raro escucharla también como forma de saludo: “¡Chos, mira quién viene por ahí!”.

Este fenómeno lingüístico tiene, además, variantes igualmente expresivas, como el popular “yoss, qué fuerte”, que cumple una función similar en contextos de asombro o indignación. No hay un manual que lo explique, pero todo canario sabe exactamente cuándo y cómo usarlo.

Identidad y cotidianidad

"Chos" es un ejemplo claro de cómo la oralidad canaria ha desarrollado una identidad propia, con expresiones que reflejan tanto el carácter relajado como el ingenio isleño. No hace falta que alguien te diga si está sorprendido o incómodo: con un buen "chos" ya lo sabes.

Más allá de su significado, esta expresión conecta generaciones y barrios, marcando un lenguaje común que dice mucho con muy poco. Porque en Canarias, a veces, una sola sílaba lo dice todo.