Lourdes Hernández, conocida artísticamente como Russian Red, será la encargada de abrir este jueves, 20 de marzo, el ciclo Autoras, serie de conciertos organizados por Al Gato Producciones, que se celebrarán este fin de semana en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria y por el que también desfilarán Mercedes Cañas y Julia Medina. Antes de su recital, la artista respondió —a través de un cuestionario— sobre su trayectoria, su relación actual con la música y sus inquietudes creativas. Aquí pueden adquirir las entradas.
[Pregunta] Han pasado más de 15 años desde I Love Your Glasses. Mirando atrás, ¿cómo siente que ha cambiado como artista y como persona desde entonces?
[Respuesta] Muchísimo. Cuando grabé ese disco tenía 22 años y todo era muy instintivo, muy inmediato. No había una estrategia, solo una necesidad de hacer música. Con el tiempo, he aprendido a vivir el proceso de otra manera, a entender mejor lo que quiero contar y cómo quiero hacerlo. Como persona, he cambiado igual o más. Antes me movía mucho por impulso, ahora intento escucharme más y entender desde dónde nace cada cosa que hago.
Russian Red se convirtió en un fenómeno sin apenas promoción en sus inicios. ¿Le sorprendió la rapidez con la que creció su proyecto?
Totalmente. Nunca imaginé que un disco que grabé casi sin pensar iba a tener el impacto que tuvo. Fue un proceso muy bonito pero también muy abrumador, porque de repente pasé de hacer música por pura necesidad a estar dentro de una industria con expectativas. No tuve tiempo de procesarlo en su momento.

¿Qué aprendió de la industria musical tras esos primeros años de éxito? ¿Hay algo que habría hecho de otra manera?
Aprendí muchísimo sobre cómo funciona el mundo de la música, tanto a nivel creativo como profesional. Al principio, todo sucedió muy rápido y fui descubriendo muchas cosas sobre la marcha. Con el tiempo, he entendido mejor la importancia de encontrar un equilibrio entre el arte y la parte más estructural de la industria. No sé si cambiaría algo concreto, porque cada paso me ha llevado hasta aquí, pero sí diría que ahora tengo una perspectiva más clara sobre cómo quiero trabajar y hacia dónde quiero llevar mi música.
Tras varios discos, decide alejarse del foco y tomarse un respiro. ¿Fue una necesidad personal, creativa o ambas?
Fue una necesidad vital. Sentía que necesitaba distancia para entender quién era fuera de Russian Red. Cuando llevas muchos años en la misma dinámica, es fácil perder de vista por qué empezaste en primer lugar. Alejarme me permitió volver a conectar con la música desde otro lugar.
Ha vivido en diferentes países y ha explorado caminos fuera de la música, como la actuación y la moda. ¿Cómo ha influido ese viaje en su identidad artística?
Me ha abierto muchísimo la mente. Viajar y explorar otros lenguajes creativos me ha enseñado que la música no es una burbuja aislada, sino que está conectada con todo. La ópera, el cine, la moda… Todo lo que he experimentado fuera de la música ha influido en cómo veo el arte y en cómo quiero relacionarme con él.

Sus canciones siempre han transmitido una sensibilidad muy especial. ¿Cómo es su proceso creativo? ¿Qué le inspira actualmente?
Siempre ha sido un proceso muy intuitivo. No suelo sentarme con una idea clara de lo que quiero escribir, más bien dejo que las canciones aparezcan. Ahora mismo me inspiran los cambios, la memoria, la idea de transformación. Estoy en una etapa de reconstrucción y eso inevitablemente se refleja en lo que hago.
En sus discos se aprecia una evolución sonora, desde el folk más desnudo hasta producciones más sofisticadas. ¿Se siente cómoda con los cambios o le cuesta salir de su zona de confort?
Me siento muy cómoda con el cambio. Es lo que me mantiene interesada en lo que hago. Siempre he tenido curiosidad por probar sonidos nuevos, experimentar con diferentes formas de producción. No me gusta repetirme ni sentir que hago lo mismo una y otra vez.
¿Qué rol juega el silencio y la pausa en su proceso creativo?
Un papel fundamental. A veces, para poder crear algo nuevo, hay que hacer espacio. El silencio me ayuda a escuchar lo que realmente quiero decir, sin ruido externo ni presión. Por eso no me da miedo parar cuando lo necesito.
Cuando empezó, el folk indie tenía un espacio muy definido en España. ¿Cómo ve la escena actual en comparación con aquella época?
Creo que ahora es más diversa y más accesible. Cuando yo empecé, la música independiente todavía tenía algo de nicho, ahora está mucho más integrada en el mainstream. Eso tiene cosas buenas y malas, pero en general me parece positivo que haya más espacios y más voces distintas.

¿Qué opina de la tendencia actual de la nostalgia, con el resurgir del vinilo y la vuelta de muchos artistas a sonidos más orgánicos?
Me encanta. La música tiene algo cíclico, y creo que después de una época muy digital, mucha gente siente la necesidad de volver a lo tangible, a lo analógico. El vinilo, el sonido más crudo… Todo eso genera una conexión más real con la música.
Después de varios años de exploración, ¿cómo definiría su relación actual con la música?
Más libre. Es un lugar al que vuelvo cuando lo necesito. Ahora la vivo con más calma y más autenticidad.
¿Siente que la gente sigue identificando a Lourdes Hernández con Russian Red o cree que ya ha trascendido esa etiqueta?
Depende de quién lo mire. Para algunos, Russian Red sigue siendo la chica del primer disco. Para otros, ha evolucionado con el tiempo. Yo siento que Russian Red es solo una parte de mí, pero no me molesta que me identifiquen con ese proyecto, porque sigue siendo algo muy mío.
Si miramos hacia el futuro, ¿se ve siempre ligada a la música o hay otros mundos que le gustaría seguir explorando?
No me veo limitada a un solo camino. La música siempre va a estar ahí, pero me interesa mucho la escritura, el cine, cualquier forma de expresión artística. No quiero cerrarme a nada.
Si pudiera escribir una carta a la Lourdes de 2008, ¿qué le diría?
Le diría que respire, que no tenga miedo de parar cuando lo necesite, que disfrute el camino sin preocuparse tanto por el destino. Y que no se olvide de por qué empezó.
Para terminar, un clásico: ¿qué disco o canción diría que ha marcado su vida y por qué?
Disco que cambió mi vida hay muchos, pero diría que el 69 Love Songs de The Magnetic Fields.
¡Muchas gracias por su tiempo!
Gracias a ti.