“Los nombres no solo identifican, también cuentan historias y transmiten cultura”. Así lo recuerdan los expertos en onomástica, al analizar cómo ciertas denominaciones de origen local logran dar el salto y extenderse por todo un país. Ese es el caso de un nombre canario de cuatro letras, cada vez más frecuente en las islas y que, poco a poco, también ha conquistado a padres de otras regiones de España.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), este nombre ocupó en Canarias el puesto número 14 entre los más escogidos para niñas en el año 2022, con 1.990 mujeres registradas y una edad media de 16,2 años. Una cifra que confirma que la tradición, cuando se une a una buena historia, nunca pasa de moda.
Gara, el nombre de moda
El nombre es Gara, y más allá de su sonoridad breve y contundente, lo que lo hace especial es la leyenda que lo acompaña. Se trata de una de las historias más arraigadas en la tradición oral de las islas: la de Gara y Jonay, un relato de amor imposible que ha perdurado en la memoria colectiva de Canarias.
Originario de La Gomera, el nombre se vincula con el municipio de Agulo y con un lugar mágico: los chorros de Epina. Allí, según la leyenda, las jóvenes acudían a observar el reflejo del agua para conocer su destino amoroso. Si el agua permanecía clara, el amor sería próspero; si se enturbiaba, el futuro estaría marcado por la tragedia.
Un amor marcado por la naturaleza
La historia narra que Gara, princesa de Agulo, vio el agua enturbiarse durante el ritual, presagio de un destino adverso. Poco después conoció a Jonay, un joven guanche llegado desde Tenerife para la fiesta de Beñesmer. Entre ambos surgió una pasión irrefrenable, pero la naturaleza parecía oponerse: el Teide entró en erupción, símbolo del choque entre fuego y agua, entre dos mundos condenados a no mezclarse.
Pese a la oposición de sus familias y los designios de la tierra, Jonay no se resignó. Nadó hasta La Gomera para reunirse con su amada y juntos se refugiaron en el punto más alto de la isla, hoy conocido como Garajonay. Allí, perseguidos por los suyos y conscientes de que su amor era imposible, decidieron unirse para siempre en un último abrazo. Murieron juntos, dejando tras de sí una historia que aún hoy conmueve a quienes la escuchan.
Un nombre que guarda una herencia
El nombre Gara no es solo una tendencia pasajera en las estadísticas del INE: representa una identidad cultural y una memoria colectiva. Al elegirlo, muchos padres no solo se dejan guiar por su sonoridad dulce y breve, sino también por el peso simbólico de una historia que habla de pasión, sacrificio y raíces canarias.
El auge de este nombre confirma cómo el folclore y las leyendas influyen en las nuevas generaciones, transformándose en un legado vivo que conecta el presente con la tradición. Así, al nombrar a una niña Gara, se le entrega también una parte de la historia de Canarias.