Los planes de Estados Unidos en la Guerra de Cuba también incluían la invasión de Canarias

La Armada norteamericana incluyó como posibilidad conquistar alguna plaza en el Archipiélago para utilizarla como base para ataques a la Península

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Estados Unidos planeó la invasión de Canarias al mismo tiempo que ayudar a los rebeldes de Cuba en su guerra de independencia. / AH
Estados Unidos planeó la invasión de Canarias al mismo tiempo que ayudar a los rebeldes de Cuba en su guerra de independencia. / AH

El 17 de diciembre de 1896, el Departamento de la Armada de Estados Unidos presentó un plan de acción con diferentes puntos que, además de precisar la ayuda norteamericana a los rebeldes que se levantaron contra España en Cuba —colonia, entonces, de nuestro país en el Caribe—, también sugería la invasión de Canarias

Cuba, a finales del siglo XIX, llevaba décadas bajo el radar de EE UU por su valor económico, agrícola y estratégico en el tablero geopolítico. Tras el acuerdo, en 1819, por la compra-venta de Florida entre la república estadounidense y el reino español a cambio de cinco millones de dólares, presidentes como John Quincy Adams, James Polk, James Buchanan y Ulysses S. Grant plantearon varias ofertas por la isla caribeña.

Orgullo y dinero

España rechazó todas las propuestas de EE UU por dos cuestiones: una económica, por el tráfico comercial entre la isla y la Península y la riqueza que eso generaba; y otra de prestigio, al ser Cuba —junto a Puerto Rico— la última colonia en pie de su antiguo imperio en América. Las negativas españolas no disuadieron el interés norteamericano.

En 1895, tras la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la Guerra Chiquita (1879-1880), el Partido Revolucionario Cubano de José Martí inicia la Guerra Necesaria, conflicto que EE UU contempla como su gran oportunidad para expandir sus dominios ultramar —tras su Guerra de Independencia contra los británicos, sus campañas contra los pueblos indígenas y su propia Guerra Civil—.

Jose Marti Infobae
Jose Martí, líder independentista cubano e hijo de una tinerfeña. / AH

Roosevelt, al ataque

El plan de acción de EE UU contemplaba varias posibilidades. Una de ellas, defendida con entusiasmo por Theodore Roosevelt según un estudio de Amós Farrujía Coello, pasaba por invadir Canarias para, tras establecer una base en las Islas, atacar con una escuadra volante compuesta por cuatro cruceros rápidos territorio peninsular español. El objetivo era causar daños en ciudades de la costa y bloquear a la flota encargada de reforzar la defensa de Cuba.

"La escuadra del Pacífico de William Kimball", apunta Farrujía, "en lugar de dirigirse a las Filipinas, lo haría a las aguas próximas al estrecho de Gibraltar, allí se uniría a la flotilla atlántica. Este poder combinado tendría que operar desde una base tomada en las Islas Canarias para desde allí atacar el tráfico mercante".

Base en el Atlántico

En 1897, con 300 banqueros estadounidenses presionando a su gobierno para declarar la guerra a España tras invertir 33 millones de dólares en Cuba, la invasión de Canarias volvió a figurar en los planes norteamericanos.

En el sexto punto de un trabajo elaborado por la Armada norteamericana se apuntaba que "la escuadra destacada en Europa ha de abandonar con toda urgencia el Mediterráneo, y la escuadra surta en aguas de Asia a fin de desplazarse simultáneamente. Una escuadra resultante de la combinación de las dos anteriores, reforzada con algunos barcos de la escuadra nacional, debería conquistar las Islas Canarias, con vistas a utilizarlas como base para ulteriores maniobras contra la marina española en sus propias aguas, así contra el comercio de la misma nación".

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Soldados españoles en Cuba. / AH

Barcos de guerra cerca del Archipiélago

EE UU descartó al final la posibilidad de invadir Canarias o atacar la costa peninsular española por temor a desproteger el Pacífico —apuesta que les llevó hasta Filipinas—, pero el temor a un ataque norteamericano estuvo muy presente en nuestro Archipiélago durante meses. 

 

Madrid envió tropas a las Islas para reforzar los batallones de cazadores, artillería y reserva presentes. En febrero de 1898, el Bancroft y el San Francisco —dos cruceros estadounidenses— fueron avistados cerca de aguas canarias tras ser entregados por el Reino Unido. Dos meses después, tras el inicio de la guerra entre España y EE UU, el miedo a una invasión norteamericana estuvo presente en el día a día de las Islas.

Pánico en las Islas

El Capitán General de Canarias declaró vigente el estado de guerra y suspendió las garantías constitucionales. En Gran Canaria, el ayuntamiento de la capital formó un Batallón de Voluntarios para la defensa de la isla. El 11 de mayo de 1898 se proclamó en Santa Cruz de Tenerife el estado de guerra y se formó también una compañía de voluntarios.

El 19 de julio de 1898 se declaró alerta máxima en Lanzarote: la invasión parecía inminente y se solicitó la ayuda de voluntarios .Antonio María Manrique, cronista que escribía en el periódico Lanzarote, recordaría después "en la primera mitad del año 1898, todo fue alarma en Lanzarote, porque de momento en momento eran esperados aquí los yanquis”.

Rendición

Después de los desastres de Cavite (Filipinas) y Santiago (Cuba), España firmó el Tratado de Paz de París, acuerdo de rendición que recogía la pérdida de Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam, pero que le permitía mantener bajo control nuestro Archipiélago. "Las Baleares, las Canarias y la Península española estaban en peligro", afirmó Práxedes Mateo Sagasta —por entonces presidente del gobierno— para justificar la capitulación.

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