La primera compañía de danza de El Hierro es extranjera

Cuando se organiza el festival de danza Canarias dentro y fuera se busca en todas las islas a bailarines que puedan participar. El Hierro siempre se había quedado sin representación hasta este año

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El trío formado por Beljana Metje, Valtteri Keinämen y Jonas Marx, bailarines que viven en El Hierro. / CEDIDA
El trío formado por Beljana Metje, Valtteri Keinämen y Jonas Marx, bailarines que viven en El Hierro. / CEDIDA

Cuando desde el Teatro Victoria preparan el festival de danza Canarias dentro y fuera -que se está desarrollando actualmente en Tenerife- buscan compañías y artistas en todas las islas. Normalmente no encontraban bailarines ni compañías de El Hierro, por lo que la isla no tenía representación en el festival. Este año, durante la presentación del festival, el director, Roberto Torres, anunció con júbilo que “por fin” había representación herreña, aunque en cierto modo es alemana. 

En la tarde de este viernes, en medio de un proyecto de danza que unía diferentes puntos de la capital durante dos horas con baile ininterrumpido, Beljana Metje, Valtteri Keinämen y Jonas Marx representaban su A Soup Opera en el Agüita Arte Contemporáneo. Ellos, aunque parezcan uno de los intercambios con bailarines europeos, son en realidad la representación herreña en el festival. 

Confianza en El Hierro

En la isla del Meridiano es donde tienen su hogar y su estudio de creación. Llegaron a ella “por el acontecer involuntario e impulsivo de la vida”, explica Beljana Metje, integrante de este trío. Asegura que su historia es larga pero lo resume de una forma más poética que explicativa: “la vida a veces da estas vueltas de montaña rusa, y al final, para sobrevivir tomas una decisión que quizás en ese momento necesitas mucha confianza, como correr en la oscuridad”.

En esas vueltas que da la vida los tres artistas llegaron a El Hierro con su propia línea de creación. Se consideran más que una compañía de danza, una banda, como si fueran una banda de música, porque asegura la bailarina que su unión va más allá de lo meramente profesional. “Hay un ambiente común, cómo nos gusta ver las cosas, cómo nos apoyamos mutuamente dentro y fuera del escenario y cómo mezclamos nuestros diferentes intereses y rasgos artísticos para alimentarnos mutuamente en la alegría de la creación común”, explica sobre la conexión artística del trío. 

Esa unión artística tiene que ver con el método, que según aclara es la composición instantánea, es decir, lo que comúnmente se podría denominar improvisación, o escucha del momento y la velocidad compositiva en el instante de creación. “Así es como nos conocimos originalmente, ya que existe una amplia comunidad europea comprometida con esta práctica. Tan instantánea como es la composición en este trabajo, fue nuestra conexión. Desde el primer momento lo supimos: queremos crear juntos”, comenta. 

Una sopa instantánea

En este sentido, los tres bailarines han participado este viernes en un proyecto que une cuatro puntos culturales de la capital tinerfeña a través de la danza. La intención era que los espectadores pudieran caminar de un punto a otro y en una hora y media vieran las cuatro representaciones. La del trío era A Soup Opera, su primera obra conjunta. “La creamos hace un año y recorrimos distintos países y diferentes contextos de perforación”, explica Metje, quien puntualiza que justo hace dos semanas la representaron en Finlandia.

Sobre su composición explica, también de forma muy poética, que la consideran una sopa en el sentido más literal. “Cuando cocinas una sopa pones lo que tienes en un gran cuenco”, comienza a explicar sobre la obra, “en este sentido, juntamos nuestras diferentes personalidades, formaciones en danza, historias de vida y todo lo demás, que está ahí en cada momento, y creamos nuestra pieza a partir de eso”. 

Unión meridional

Ahora viajan por el mundo y participan en numerosos proyectos pero es en El Hierro donde nacen las creaciones. La isla no es simplemente una dirección, es un entramado de relaciones sociales con la danza como nexo de unión. “De hecho, es raro encontrar un lugar que abra tanto el espacio a la dedicación; la isla parece un imán para todo tipo de personas dedicadas, incluso de formas imposibles en términos de medidas del resto del mundo. Para la pequeñez de la isla y la obvia pequeñez de recursos, hay un alto porcentaje de gente que hacen arte”, explica la bailarina. 

Su creación, entonces, también parte de la isla, donde también imparten talleres. “No hacemos diferencias entre actuar en un gran teatro para cientos de personas o impartir un taller dominical para dos abuelas vecinas en nuestro pequeño estudio de danza. Todo forma parte de nuestra devoción”, comenta. 

Aunque no todo sea bonito y admiten que “la periferia” impone retos para los artistas emergentes y que “no es fácil sobrevivir económicamente y hay mucho trabajo pionero que hacer”, contrapone que El Hierro es “un lugar fructífero para nuestro trabajo”. “Aquí hemos aprendido que cuando tu realidad no está llena de un ruido agitado constante, te hace soñar más y escuchar”, destaca.

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