Joaquín Sabina ha vuelto a convertir Tenerife en territorio de poesía y acordes la noche de este sábado, en la segunda parada de su gira de despedida Hola y Adiós. Se toma el maestro de esta forma su penúltima copa en la isla, porque da mal fario reconocer que es la última
Sabina ha elegido Canarias para arrancar esta segunda vuelta de su gira y lo ha hecho con su tono más reivindicativo. Después de abarrotar el Gran Canaria Arena el 1 de mayo y deleitar a 9.000 personas, el artista ha entrado por la puerta grande en el Recinto Ferial de Tenerife, donde se colgó el cartel de sold out con 11.000 entradas vendidas.
Y el de Úbeda ha sabido ganarse a su público. Desde el minuto uno, además. "En Canarias, uno se siente cada vez más guanche y menos godo", aseguró el maestro antes de tocar sus primeros acordes, arrancando la ovación del público tinerfeño.
Gran entrada
La expectación era palpable desde primera hora de la tarde. Las aceras y medianas de los alrededores del recinto, colapsadas de coches, se vieron abocados a hacer de improvisados aparcamientos ante la gran entrada. El público, diverso en edades pero unido por la admiración hacia Joaquín Sabina, llenó el lugar con una mezcla de emoción y nostalgia. Muchos asistentes lucían el característico bombín inconfundible del artista ubetense.
El concierto comenzó con una declaración de intenciones: Lágrimas de mármol, proyectada en vídeo en una gran pantalla con el artista rodeado de otros grandes como Joan Manuel Serrat, Leiva o Ricardo Darín, seguida inmediatamente por Lo niego todo, como un guiño desafiante al paso del tiempo.
Oda al canalla
Sabina, con esa voz rasgada que parece ganar profundidad con los años y su actitud canalla intacta, condujo al público por un viaje sonoro repleto de recuerdos y confesiones. La añoranza inundó el recinto con clásicos como Calle Melancolía y 19 días y 500 noches, coreadas intensamente por miles de voces.
Entre canción y canción, el artista se ha permitido momentos de complicidad con el público, regalando anécdotas y pequeñas historias que reflejaban décadas de vivencias y emociones compartidas. Tras presentar a los músicos, cada uno tuvo su espacio para brillar, especialmente Mara Barros con Y si amanece por fin y Antonio García de Diego con una versión vibrante de Pacto entre caballeros.
Empieza el adiós
Sabina ha sabido cómo equilibrar la nostalgia con la vitalidad. Momentos íntimos como Donde habita el olvido y Peces de ciudad dieron paso a explosiones colectivas con Y nos dieron las diez, un tema convertido en himno generacional que puso al auditorio en pie. Mara Barros puso a todos los asistentes los pelos de punta con su interpretación junto al maestro de Y sin embargo.
Y es que ya lo advirtió el ubetense. A falta de tres temas para cerrar tan fantástica noche, Sabina le dijo a los asistentes: "Hasta aquí ha llegado la parte de hola y empieza la parte del adiós". El cierre del recital tuvo ese sabor agridulce de las despedidas, con una interpretación profundamente emotiva de Contigo, dejando claro que la voz del poeta seguirá resonando en la memoria colectiva mucho después del adiós, y una triunfal interpretación de Princesa que levanto a todos y cada uno de los 11.000 asistentes de sus sillas. Tenerife, agradecida y conmovida, despide al maestro entre aplausos interminables, conscientes de haber vivido una noche histórica.
El evento ha sido organizado por New Event, promotora que celebra este año su décimo aniversario.
