Aldekoa: "Cuando afrontas algo con pasión y libertad, puedes vivirlo de manera intensa y feliz"

El periodista y escritor, Xavier Aldekoa, presentó su libro 'Quijote en el Congo' en Casa África, una historia que cuenta los más de 4.000 kilómetros que recorrió del río Congo

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Aldekoa: "Cuando afrontas algo con pasión y libertad puedes vivirlo de manera intensa y feliz" / CASA ÁFRICA
Aldekoa: "Cuando afrontas algo con pasión y libertad puedes vivirlo de manera intensa y feliz" / CASA ÁFRICA

Contar historias a veces es de lo más complicado. Y cuando esas historias son ajenas, son los sueños de otros, los desamores de otros, el día a día de un desconocido, las lágrimas de alguien… “Es muy importante ponerle piel, nombre y apellidos”, asegura Xavier Aldekoa sentado en el patio central de Casa África unas horas antes de que comience la presentación de su libro. Hablar de cuestiones como la muerte, la violencia o la guerra —en un lugar donde, por suerte, todo eso queda un poco lejano— “nos aleja de ellos porque no hemos nacido en un país pobre o en un país donde no hay libertad absoluta o un conflicto bélico”. 

Un Quijote en El Congo, su nuevo libro, relata la experiencia del periodista catalán recorriendo los 4.700 kilómetros del río Congo, el segundo más caudaloso del planeta. Una crónica que invita a reflexionar, a tener paciencia, a navegar. Una aventura que podría ser digna de grandes novelas pero que, sin embargo, refleja la realidad de un país lleno de violencia, corrupción y explotación. La selva, ciudades caóticas y llenas de ruido, niños soldado, riquezas naturales llenas de la sangre de los explotados para poder conseguirlas… Aldekoa retrata, desde su punto de vista pero, sobre todo, usando a los personajes principales —los congoleños que lo acompañan— cómo es vivir, trabajar y luchar en este país

Sancho Panza

Aldekoa sabe de lo que habla. ¿Cómo no hacerlo después de 20 años contando lo que sucede en los países que ha visitado del continente africano? Dice que no se siente identificado con El Quijote, aquel loco que se enfrentó a unos molinos de viento y que habría entregado todo por su amada Dulcinea. “Me siento más identificado con Sancho Panza”, afirma, “porque El Quijote es el río, un río aventurero que se mete donde nadie se atreve y vive aventuras increíbles”

“Sabía que iba a estar meses navegando, necesitaba un libro grueso para hacer más ameno el viaje”, asegura. Y El Quijote estaba ahí, justo delante de sus ojos. “No fue nada muy pensado y ni siquiera sabía que iba a titular así el libro”. 

Pasión y libertad 

“Varias veces pensé que no podía, que tenía que bajar los brazos porque me había equivocado”, casi que se revuelve en la silla al pensar en qué habría pasado si de verdad se hubiera rendido. “¿Sabes qué pasa?”, reflexiona, “por primera vez afrontaba un reto en el que la incertidumbre y el fracaso eran una posibilidad”. Xavier Aldekoa estaba acostumbrado a realizar unas coberturas en las que sabía cuándo y cuál era el destino, “pero en el río no sabía si se podía avanzar”. 

Los congoleños que se encontraba por el camino le decían qué pasos debía seguir para llegar al final. Negociar con grupos rebeldes, buscar una nueva barca, retos, obstáculos… “Pero creo que me hizo sentir plenamente vivo”, y se le nota en los ojos cuando dice esto. “Porque, cuando afrontas algo con pasión y libertad, puedes vivirlo de manera intensa y feliz”. 

Parece tan fácil cuando lo cuenta, tan sencillo el hecho de subirse en un barco y recorrer los más de 4.000 kilómetros de río. Poner la vida en riesgo forma parte de su oficio. Pero, “yo no lo hago por el afán de aventura, yo lo que quiero es contar”, manifiesta. “Si hubiera cogido una lancha rápida habría acabado antes, si hubiera cogido aviones en las partes complicadas habría vivido mucho más tranquilo. Pero también creo que lo habría explicado peor porque mi objetivo era contar cómo viven los congoleños”. Y, ciertamente, los congoleños tienen que pasar diariamente por esos caminos controlados por grupos rebeldes, “tienen que subirse a esas barcazas atestadas de gente, que lidiar con policías corruptos o militares borrachos” y si Aldekoa quería contarlo, “tenía que viajar como ellos”.