Loading...
Kirian Rodríguez será homenajeado en Madrid por la AFE por su fortaleza y ejemplo tras superar un linfoma de Hodgkin. / EFE - ÁNGEL MEDINA G.

La épica de Kirian Rodríguez

Kirian ya nos ha regalado la alegría y la épica de esta temporada con su regreso

Hace tiempo que el fútbol dejó de ser aquel encuentro de sábados o domingos que luego se iba mitificando el resto de la semana. Lo vivías en tu parrido de los sábados contra los otros barrios o los pueblos cercanos, con el partido del equipo de tu pueblo y luego con el gran encuentro del gran equipo, que en mi caso era la Unión Deportiva. Esos eventos se repetían presenciales cada quince días y por radio o por los periódicos la semana que no estabas en las gradas. No recuerdo ver más de tres partidos de Las Palmas en la tele antes de los trece años. Esos espacios eran los que iban gestando la mítica porque las jugadas se iban amplificando en la memoria y los grandes goles nos los contábamos como si el balón estuviera entrando en la portería todo el tiempo. Pero es que era así la vida de entonces, más lenta, más de andar por casa, y con un valor del tiempo que no tiene que ver con esta vorágine de ahora que trivializa hasta un Mundial o una Eurocopa.

En aquella época, la clasificación de España para un Mundial ya era una epopeya, que solo tenemos que recordar el partido contra Yugoslavia cuando el botellazo a Juanito de 1978. Recuerdo que suspendieron las clases por la tarde y se puso una tele en el gimnasio del colegio. Imagínense entonces, con todos los amigos, y con aquel bullicio, cómo se cantó el gol de Rubén Cano. Hoy tenemos partidos del siglo cada día, para que la gente apueste, para que siga conectada a los aparatos y para que no hable otra cosa, y el fútbol, cuando se empeñan en hablar de él como si fuera metafísica o filosofía griega se queda en el cuero del balón, porque al final solo es eso, golpear un cuero y tratar de meterlo entre unas redes. 

Todo esto que cuento es para hablar de Kirian Rodríguez, que sí ayuda a que el fútbol siga siendo fútbol porque va más allá de lo que tenemos delante o de los monosílabos y los lugares comunes con los que responden casi todos cuando les ponen un micrófono delante. Kirian sí sabe lo que realmente importa de la vida, y que el fin es estar vivo y darte cuenta, y si puedes hacer lo que te gusta y ayudar a quien no ha tenido tanta suerte; y sabe lo que puede aportar con el foco del fútbol, por eso sus mensajes son todavía más importantes, su defensa de la sanidad pública y del pago de impuestos para contar con un sistema sanitario que nos iguale a todos, y también sabe de la importancia del equipo, de la solidaridad, del esfuerzo diario y de la fe ciega. También ha aprendido que, a veces, la vida premia ese esfuerzo y ese empeño por seguir adelante. 

Partidos memorables

En el último ascenso, su llegada, tras superar el primer cáncer, creo que fue clave, y que aportó al grupo esa energía siempre tan necesaria para emprender las grandes gestas. Recuerdo que luego, cuando ya estábamos en Primera, y además en el mejor momento de la temporada de Pimienta, se hablaba de Kirian para la selección, y que sus partidos fueron memorables. Por aquellos días, me comentó un alto directivo de la Unión Deportiva que el proyecto de futuro de la UD era renovar a Kirian y convertirlo en el gran referente del equipo para los próximos años; pero recayó muchos meses antes de que descendiéramos, y creo que fue clave ese momento, como lo puede ser ahora su regreso, no para ganar, no para sacar pecho, sino para conseguir que el equipo sea más equipo, para que los jóvenes entiendan la suerte que tienen y sean espejos para otros jóvenes, y también para que los endiosados por el dinero y el lujo se den cuenta de que no vale de nada esa ostentación, y que cuando te marchas de esta vida, te vas igual que vienes, sin nada material;  pero sí con el eco de todo el bien que has podido hacer, y, en el caso de un futbolista, con los aplausos por su esfuerzo, por su fair play y por hacer felices a quienes van al estadio como íbamos nosotros en los años setenta. 

Kirian me reconcilia con el fútbol, y ya me da igual ascender o no ascender: yo hubiera firmado un papel en blanco solo para verlo entrenar de nuevo y para que pudiera demostrar que la vida, a veces, premia a los buenos. Lo otro, el fútbol como maniobra de distracción después de los telediarios, no me interesa, ni tampoco todos esos partidos de champions en septiembre. Eso es un bluf, un negocio, una especie de NBA que no me creo. Pero sí me creo a Kirian Rodríguez. Y me alegra que su ejemplo sea el que  llegue a muchos niños y a muchos jóvenes que siguen a la Unión Deportiva. No es ganar o perder sino saber jugar con las cartas del destino y de la suerte. Y Kirian ya nos ha regalado la alegría y la épica de esta temporada con su regreso.