La UD Las Palmas afronta el inicio de la temporada 2025/26 queriendo cerrar las heridas del curso anterior. El descenso a Segunda División ha supuesto un frenazo en seco a un proyecto que, hace apenas un año, se vendía como consolidado en Primera. Pero la realidad fue otra: una segunda vuelta muy por debajo del nivel exigido, decisiones de planificación que no dieron resultado y una plantilla que acabó perdiendo el pulso competitivo. Ahora, desde la dirección deportiva se reconoce la magnitud del error y se trabaja con otra lógica, menos idealista y más pegada a la realidad de una categoría compleja como LaLiga Hypermotion.
La plantilla, entre salidas y ajustes
El club ha optado por no tirar todo por la borda. Buena parte del grupo que compitió en Primera seguirá. Pero también hay salidas inevitables: al menos dieciséis jugadores ya no estarán, entre cedidos que no vuelven, contratos que se han cerrado y casos en los que la ficha o la cláusula de descenso abrían la puerta a una salida rápida. El mercado marcará el futuro de nombres como Alberto Moleiro o Mika Mármol. Si hay ofertas interesantes, el club no las va a frenar.
De momento, se trabaja en reforzar lo que no funcionó. Hace falta un central con personalidad, un mediocentro que imponga orden y presencia y un delantero que mire al área con decisión. La dirección deportiva no quiere repetir errores de planificación y busca incorporaciones que encajen con la idea de juego, pero también con la exigencia de una categoría larga, dura y poco previsible que ni una casa como Codere España apuestas deportivas puede vaticinar.

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Una cantera que tendrá que dar un paso al frente
La cantera, siempre presente en el discurso del club, vuelve a ser una pieza clave del proyecto. Esta temporada no será distinta, aunque hay matices. El contexto no permite experimentos. Segunda exige fuerza, constancia y cierto oficio. La juventud es un valor, sí, pero acompañada. O, dicho de otro modo, los jóvenes que suben tendrán que ganarse el sitio. Y el club quiere que estén bien rodeados.
Perfiles como los de Adri Suárez en portería o Adam Arvelo por banda son parte de esa renovación tranquila, con margen pero sin regalar minutos
El reto: competir sin ansiedad
Pese al descenso, Las Palmas parte con uno de los presupuestos más altos de la categoría. Eso coloca al equipo en el grupo de candidatos, al menos sobre el papel. Pero desde el club se ha insistido en no convertir el ascenso en una obligación inmediata. Lo ha dicho Miguel Ángel Ramírez: lo primero es recuperar la solidez, volver a competir bien, ganar partidos y que la afición se reconecte con el equipo. Si luego se puede soñar, mejor.
Hay un dato que pesa. En sus seis descensos anteriores, el club nunca logró volver a Primera al año siguiente. Nadie quiere que esa estadística se convierta en lastre ni tener un desenlace similar al de equipos como el CD Numancia. El objetivo es llegar con opciones al tramo final y, esta vez sí, estar en la pelea de verdad.
El nuevo curso arranca el 9 de julio con el inicio de la pretemporada. El debut liguero será ante el FC Andorra, en casa, a mediados de agosto. Queda verano por delante, pero en la UD Las Palmas ya están en modo trabajo. Y eso, tras lo vivido el año pasado, no es poco.
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