El presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, lanzó este miércoles un mensaje de enorme calado institucional y deportivo: si el club no obtiene la explotación del Estadio de Gran Canaria una vez culminen las obras de remodelación previstas con motivo del Mundial 2030, el equipo abandonará definitivamente Siete Palmas. Un aviso rotundo que reabre el debate sobre el modelo de gestión del recinto y el futuro de la entidad en la que ha sido su casa desde 2003.
Ramírez fue tajante tras la celebración de la junta general ordinaria y extraordinaria del club. “Les puedo garantizar que si la UD Las Palmas no fuese el explotador del Estadio de Gran Canaria, no jugará nunca más aquí”, afirmó ante los medios, dejando claro que no se trata de una declaración simbólica, sino de una posición estratégica a largo plazo.
Concurso público
El Estadio de Gran Canaria es propiedad del Cabildo insular, que tiene la intención de sacar a concurso público la futura explotación del recinto tras una reforma profunda para adaptarlo a los estándares FIFA. Aunque el presidente amarillo confirmó que el club concurrirá a esa licitación, advirtió de que no aceptarían seguir como simples inquilinossi no resultan adjudicatarios.
“No conozco ningún estadio del fútbol español que esté gestionado por una empresa distinta al club de la ciudad”, argumentó Ramírez, subrayando que la UD Las Palmas tiene una “legítima aspiración” a gestionar su estadio. En ese sentido, defendió que su responsabilidad como gestor es no hipotecar durante cuarenta o cincuenta años el futuro del club jugando en una instalación que no controla en términos económicos y operativos.
Alternativas
El presidente también reveló que la entidad ya trabaja con “alternativas” para disputar sus partidos en otro emplazamiento si el escenario se vuelve desfavorable, aunque evitó dar detalles concretos. “No es el momento”, se limitó a señalar, consciente del impacto que tendría abrir ese debate públicamente.
Ramírez quiso, no obstante, matizar el tono del mensaje. Aseguró mantener una “magnífica relación” con los actuales responsables del Cabildo de Gran Canaria y confió en que se pueda alcanzar un acuerdo que permita al club gestionar el estadio. “No tiene sentido que juguemos aquí y no lo gestionemos”, insistió. También deslizó que el contexto podría variar si se produce un cambio político tras las elecciones insulares de 2027.
El aviso está lanzado. A falta de que se concreten los plazos del concurso y las condiciones de la futura explotación, la UD Las Palmas sitúa el control del Estadio de Gran Canaria como una línea roja. Una cuestión que trasciende lo deportivo y que marcará una parte clave del proyecto institucional del club en las próximas décadas.
