En el fútbol mandan los resultados y, cuando no acompañan, siempre hay un responsable: el entrenador. En ocasiones incluso los equipos en buena situación clasificatoria optan por mostrar la puerta al inquilino de su banquillo. Es el caso de Luis Miguel Ramis, el exentrenador del Tenerife nombrado Leyenda Blanquiazul, que este martes ha sido destituido como entrenador del Espanyol.
A pesar de que el Espanyol se encuentra en tercera posición a solo dos puntos del ascenso directo, el empate 1-1 en Alcorcón de la pasada jornada reavivó las dudas sobre la continuidad de Ramis. Con un balance de siete victorias en dieciocho partidos, el club catalán ha decidido dar un cambio de rumbo en busca de un técnico que despliegue todo el potencial de la plantilla más cara de la categoría. Manolo González ya ha sido anunciado como nuevo entrenador.
Benítez se despide de Vigo
También este martes el Celta de Vigo ha anunciado la destitución de Rafa Benítez, artífice del tercer ascenso a Primera del Tenerife en 2001. A pesar de que firmó por tres temporadas, la directiva del club gallego ha decidido prescindir de sus servicios en este primer curso, dado que el equipo se encuentra a tan solo dos puntos del descenso.
Parece que el duelo en el Bernabeu de este domingo pasado era la última oportunidad para Benítez, pero el Celta encajó un contundente 4-0 ante el Madrid. En total Rafa Benítez ha dirigido al equipo en 33 partidos, con solo cinco victorias en Liga y cuatro en Copa.
Víctor Fernández al Zaragoza
Las destituciones de Ramis no ha sido la únicas consecuencias de la última jornada en Segunda División. Tras la derrota por 2-0 en Valladolid, el Zaragoza decidió cesar a Julio Velázquez. Con el equipo a siete puntos de descenso, la directiva maña ha considerado un cambio en el banquillo para tratar de dar un giro a las aspiraciones del club, que se encuentra a once puntos del play-off.
Así, por cuarta vez en su carrera, Víctor Fernández tomará las riendas del Real Zaragoza hasta final de la presente campaña, y una temporada más, según refleja su contrato. Sea como fuere, es bien sabido que no hay puesto más inestable que el de un entrenador de fútbol, cuyo futuro depende de una esfera llena de aire.